Hay que remontarse a finales de la década de los años noventa, según los veteranos del sector, para encontrar imágenes y cifras de la costera de anchoa en Asturias comparables a las que se registran estos días y que son consecuencia de la abundancia de bocarte en aguas del Principado. Desde hace una semana, los barcos de cerco -el arte con el que se capturan las anchoas- no dan abasto y eso se traduce en muy buenas ventas en la rula de Avilés, donde se concentran las descargas. Hasta 35 barcos de las comunidades vecinas han trasladado a Avilés su base temporal de operaciones atraídos por las buenas expectativas. "La ría parece una autopista a primera hora de la mañana, cuando los barcos vuelven de la mar", reseñó un trabajador de la rula avilesina.