José Ángel Fernández Villa, el líder que encarnó durante casi cuatro décadas la lucha del sector minero en Asturias, fue expulsado ayer del PSOE y del SOMA-UGT, en medio de una fuerte conmoción en el seno de la familia socialista asturiana. El partido y los sindicatos que le otorgaron un poder sin parangón en la reciente historia democrática de la región, hicieron lo que parecía imposible: lo repudiaron públicamente. Las tres organizaciones decidieron expulsarle doce horas después de conocer que la Fiscalía Anticorrupción le investiga para determinar el origen de los 1,4 millones de euros que ocultó al fisco español y que luego regularizó en la amnistía fiscal de 2012. Frente al escándalo generalizado, el afectado permaneció durante toda la jornada encerrado en su ático ovetense, en el barrio de La Florida. "José Ángel no tiene nada que decir, entre otras cosas, porque está enfermo", señaló a LA NUEVA ESPAÑA su esposa, María Jesús Iglesias, mientras cerraba la puerta del domicilio. Abrió apenas unos segundos. Y mientras su mujer despedía a los periodistas, en ese momento, Villa se asomaba al fondo del pasillo, con el rostro desencajado.

El brusco descenso a los infiernos de Fernández Villa, que tiene 71 años y fue secretario general del SOMA durante 34 (dejó el cargo en abril de 2013), provocó ayer un terremoto en los pilares de buena parte del socialismo asturiano, que había convertido al langreano de Tuilla en un referente moral y en un símbolo de las reivindicaciones obreras por su permanente acción, beligerante o negociadora, con los diferentes gobiernos para defender los puestos de trabajo en la minería y captar fondos para la reactivación económica de las Cuencas.

Muchos dirigentes del partido socialista y sindicales mostraban en privado su estupefacción por la "fortuna" que presuntamente Villa ocultó a la Agencia Tributaria y cuyo origen es una incógnita. Otros apelaban constantemente a su presunción de inocencia. En mitad de la conmoción y del grave daño que los socialistas sabían que se estaba haciendo a su organización, José Ángel Fernández Villa no hizo ayer ni una sola llamada a sus ya excompañeros de carné. Tampoco les había advertido en días anteriores de la publicación de la noticia en exclusiva por el diario "El País", extremo que sí conocía pues había sido contactado por ese periódico.

"Es como si me dicen que mi marido mató a alguien. No me lo puedo creer", aseguraba, extremadamente dolida, la diputada nacional del PSOE María Luisa Carcedo. Otros digerían como podían la noticia. "Es demasiado duro", apuntaba uno. "Es una herida tremenda", decía otro dirigente. "En la trayectoria del paisano estaba completamente excluido que no fuera decente", añadían. Alguno era aún más expresivo: "Muchos intentarán ahora hacer leña del árbol caído. Pero el problema es que Villa no es un árbol, es el puto bosque".

El impacto fue aún mayor si cabe porque la investigación de la Fiscalía Anticorrupción comenzó a principios de 2013 debido a que Fernández Villa se acogió a la amnistía fiscal aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy. Y las fechas son importantes. Es decir, el histórico líder del SOMA-UGT regularizó, gracias a esta polémica medida, importantes cantidades de dinero que no había declarado mientras organizaba las últimas protestas mineras. Fue una huelga con serios altercados durante varios meses de 2012 y una multitudinaria marcha con final en Madrid.

La conmoción en las filas socialistas se hizo más que evidente a las once y media de la mañana de ayer, durante la comparecencia pública del presidente del Principado y secretario general de la Federación Socialista Asturiana (FSA), Javier Fernández, para anunciar "la inmediata expulsión" de Villa. El jefe del Ejecutivo autonómico había leído, poco después de las doce de la noche del día anterior, la noticia en el kiosko digital de "El País". Pasó la noche rumiando la respuesta y, a las diez y media de la mañana de ayer, tras retrasar la rueda de prensa del Consejo de Gobierno, convocó a los medios en la sede de la FSA para anunciar que rompían todas las amarras con Villa. Su pesadumbre no podía ser más evidente. El SOMA convocaría muy poco después para repudiar a su antiguo líder todopoderoso. "Confío en que la Justicia llegue al fondo del asunto, de manera que se conozca el origen de ese dinero y a los eventuales cooperadores para conseguirlo y para ocultarlo", indicó Fernández. Además, anunció que su partido se presentará como acusación particular en el caso de que se demuestre la "procedencia delictiva" de los fondos que acumulaba el líder minero. "Mis relaciones personales con él quedan evidentemente dañadas de manera irreversible", remató, sin abandonar el tono grave y la mirada triste.

La misma sensación de decepción planeó sobre las intervenciones de los secretarios generales del SOMA, José Luis Alperi, y de UGT-Asturias, Justo Rodríguez Braga. El primero indicó que la fortuna oculta de Villa supone una "sorpresa mayúscula y una gran decepción". El segundo subrayó que "este tipo de comportamientos no tienen cabida". Y también dejó clara su "indignación".

Al igual que el presidente del Principado, muchas otras voces del socialismo asturiano coincidieron en la necesidad de llegar "hasta el fondo" y de "buscar a todos los culpables", dejando entrever que el sindicalista podría haber contado con la ayuda o el asesoramiento de algún colaborador para la ocultación a la Agencia Tributaria de los 1,4 millones de euros. "Es poco creíble que él, por sí solo, haya podido hacer todo esto", comentaba una de las fuentes consultadas por este diario. Otras fuentes se hacían esta pregunta: "¿Alguien se imagina a Villa preocupándose por que le den un 3 o un 4 por ciento en un banco extranjero? Nadie. No. Salvo que sea una persona muy diferente a la que nosotros conocíamos? Habrá qué ver quién gestionaba ese dinero. Nos falta, digamos, un conductor".

La caída de Villa deja huérfana a una parte del socialismo asturiano (Javier Fernández llegó a la secretaría general de la FSA gracias al apoyo del líder minero en el congreso de 2000). "Quiero dedicarme el resto de mi vida a recuperar mi tiempo personal", señaló Fernández Villa el día de su retirada al frente del SOMA, el 9 de abril de 2013.