La Audiencia Nacional ha autorizado a Antonio Toro, condenado por la venta de la dinamita del 11-M, a disfrutar de un permiso penitenciario de cinco días, contra el criterio de la Fiscalía y la Junta de Tratamiento de la prisión de A Lama, donde está ingresado en un módulo de respeto. En opinión del tribunal, que da la razón a un fallo anterior del Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, recurrido por la Fiscalía, el "buen comportamiento" de Toro justifica la concesión del permiso, que al parecer disfrutará en casa de su madre en Avilés.

Toro está en prisión desde 2004 por tres condenas: una de seis años por tráfico de drogas, tras ser cogido en Piedras Blancas (Castrillón) con 150 gramos de coca; otra de once por la "operación Pípol" (durante la misma, la Policía halló en un garaje de Avilés 84 kilos de hachís, tres de cocaína, 16 cartuchos de Goma-2 y 94 detonadores), y una tercera de cuatro años por traficar con la dinamita de los trenes. Las tres condenas, que suman 21 años, fueron refundidas por la Audiencia Nacional en una pena de 18 años, que se cumplirán el 30 de marzo de 2022, dentro de siete años y medio. El avilesino ya ha cumplido la pena de cuatro años que el Supremo le impuso por tráfico de explosivos (el magistrado Javier Gómez Bermúdez le había absuelto en el juicio de la Audiencia Nacional) y sigue en la cárcel por un delito de drogas.

El tribunal señala en un auto que Toro ha reunido once recompensas durante su reclusión, que participa en el módulo de convivencia-respeto "con eficiencia y normalidad" y que presenta "una conducta correcta" al haber participado en numerosos cursos formativos laborales. Los magistrados Manuela Fernández Prado, Ramón Sáez y Nicolás Poveda, de la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia nacional, señalan que Toro ha obtenido ya tres permisos, que siempre ha disfrutado en el domicilio de su madre y que ésta "sigue dispuesta a acogerle sin que conste que se haya producido incidente alguno" en anteriores permisos.

La Fiscalía adujo en su recurso contra el permiso carcelario que estos beneficios tienen como finalidad "preparar a los reclusos para la vida en libertad, y en este caso la lejanía del momento en que cumplirá las tres cuartas partes de condena hacen que se desvirtúe esa finalidad".

Los jueces estiman que "debe tenerse en cuenta que los permisos de salida conceden al interno una facultad de actuación que pretende responsabilizarle por sus decisiones, le impone concretos deberes de reingresar en el centro en el plazo señalado y de observar las reglas de conducta que se le impongan". Añaden que "los permisos permiten comprobar con rigor la evolución del condenado y el avance del tratamiento", por lo que preparar "a los penados para la vida en libertad no es el único fundamento para la concesión".

Los magistrados no encuentran por tanto "motivos suficientes para suspender ahora el disfrute de los permisos, que ya se había iniciado, por lo que se estima procedente mantenerlo". Toro ha tenido que esperar un año para disfrutar de este permiso. La Junta de Tratamiento de A Lama le denegó el permiso, por lo que el avilesino recurrió ante el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, cuyo titular, José Luis Castro, sí acordó el permiso.

Toro fue de alguna forma el iniciador de la trama que llevaría al 11-M. En septiembre de 2001, encarcelado por la "operación Pípol", conoció en la prisión de Villabona a Rafa Zouhier, con el que mantendría a partir de entonces una estrecha amistad. Fue Zouhier quien contactó luego a Toro y a su entonces cuñado, el exminero avilesino José Emilio Suárez Trashorras (condenado a 34.715 años de cárcel como cooperador necesario de los islamistas del 11-M), con el jefe operativo de los atentados, Jamal Ahmidan, "El Chino".