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La colaboración con centros extranjeros, base para la mejora de la Universidad

La institución revalida el sello de máxima calidad en España, pese a la baja producción por docente

La Universidad de Oviedo parece haber puesto la base para mejorar su producción científica. Tras varios años de estancamiento o incluso bajada en los principales rankings nacionales e internacionales, la institución académica asturiana ha revertido la situación en plena época de recortes por parte de las administraciones estatal y autonómica. Y lo ha hecho hasta el punto de haberse colado entre las 500 primeras del mundo, según la última edición de la prestigiosa clasificación National Taiwan University (NTU). Detrás de este giro está, a juicio de los especialistas, el notable incremento de artículos que firman los investigadores en revistas internacionales (una de las variables más puntuadas), gracias en buena medida a las ayudas que han recibido durante el último lustro a través del programa Campus de Excelencia Internacional. La asignatura pendiente es mejorar la productividad (producción total en relación al número de docentes), aún lejos de la media nacional.

"Una de las claves está en que nuestros profesores salen mucho más fuera o han incrementado sus contactos con el extranjero, lo que les permite firmar artículos conjuntos con colegas de universidades de primer nivel y enriquecer sus conocimientos", explica la vicerrectora de Investigación, Paz Suárez Rendueles. Esta interacción con el exterior se ha aumentado sobremanera desde principios de esta década por dos motivos. Por un lado, la escasez financiera en España que han dejado los ajustes, ha empujado a muchos especialistas a buscarse las habichuelas a través de colaboraciones con otras instituciones. Y, sobre todo, las ayudas del sello Campus de Excelencia Internacional han fomentado este tipo de intercambios, triplicándolos desde 2009.

Además, este programa ha posibilitado una especialización de la investigación académica asturiana a través de sus dos clusters: uno dedicado a Energía, Medio Ambiente y Cambio Climático y, el otro, a Biomedicina y Salud). Es decir, todos los grupos de estas disciplinas han contado con un empuje que ha hecho crecer su producción de forma exponencial. Una simple comparación es suficiente. Los especialistas de la Universidad de Oviedo en estos asuntos publicaron 357 artículos en 2008. En 2012, esta cifra era de 821.

Estos números evidencian un rotundo éxito en el período de mayores recortes públicos a la investigación de las últimas décadas. Pero la actividad científica en la Universidad de Oviedo también arroja algunas sombras. Y la más alargada es la baja productividad que presenta en relación a la mayoría de las instituciones académicas españolas. Una carencia que han sacado a la luz los sucesivos rankings nacionales publicados durante los últimos tres años, realizados por diferentes expertos. En todos ellos, Asturias sale en los puestos de cola en relación a esta variable, junto a Burgos, Jaén o Las Palmas.

Las explicaciones que ha dado el equipo rectoral son varias. Por una parte, sostiene que la Universidad de Oviedo cuenta con un porcentaje muy elevado de profesores pertenecientes a las ramas de Arte y Humanidades y Ciencias Sociales y Jurídicas, cuyos trabajos muchas veces no son tenidos en cuenta a la hora de realizar los rankings, debido a que son más difíciles de computar a través de revistas internacionales, como ocurre en los casos de Ciencias, Ciencias de la Salud e Ingeniería. Por otra, los dirigentes académicos aducen que aún es relativamente alto el porcentaje de catedráticos y titulares de Escuela Universitaria, figuras a extinguir y que no están obligadas a realizar tareas investigadoras. Y, por último, indican que los autores de las clasificaciones manejan a menudo datos sobre la plantilla que están desfasados, hasta el punto de que el vicerrectorado de Investigación envió recientemente una rectificación a la Conferencia de Rectores Españoles (CRUE), principal fuente para elaborar los rankings. Sea como fuere, aumentar la productividad es el gran reto para que la mejoría experimentada se consolide en los próximos años.

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