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La Universidad lanza un plan para las 102 asignaturas con más del 50% de suspensos

Las medidas para reducir las "materias tapón" incluyen grupos de alumnos más pequeños y la revisión de los niveles de exigencia

Cerco a las "asignaturas tapón" en la Universidad de Oviedo. El equipo rectoral ha encargado detallados informes a los profesores de las 102 materias que han presentado un índice de aprobados menor al cincuenta por ciento tras la plena adaptación del "plan Bolonia", el sistema que ha sustituido a las antiguas licenciaturas y diplomaturas. Los dirigentes académicos quieren saber si existen disfunciones en el proceso de aprendizaje de los alumnos o estas tasas se deben tan sólo a la dificultad de determinados contenidos. Además, están dispuestos a tomar medidas para atajar el problema, como la formación de grupos de estudiantes más pequeños o revisar algunos criterios de evaluación. Este examen interno llega poco antes de que el Gobierno inicie la evaluación de los nuevos grados para verificar su calidad y determinar si deben continuar o, por el contrario, tienen que ser modificados o suprimidos.

Los informes encargados a los docentes están ya en posesión de las comisiones de calidad de cada centro, cuyos responsables mantendrán esta semana una reunión con el vicerrector de Profesorado y Ordenación Académica, Julio Antonio González, para hacer un análisis global de la situación y estudiar, caso por caso, las medidas que se pueden tomar. En cada uno de ellos se incluyen explicaciones sobre los motivos de las bajas tasas de aprobados de estas asignaturas, que son pocas en relación a las casi 3.800 que se imparten en toda la Universidad de Oviedo, pero que constituyen auténticos quebraderos de cabeza para muchos estudiantes. Y que, por lo tanto, también son motivo de queja habitual ante los decanos y directores de escuela.

Porque las "asignaturas tapón" comportan varios problemas. Por una parte, retrasan significativamente la evolución formativa de muchos buenos estudiantes, que logran superar sin demasiada dificultad el resto de materias curso a curso. Además, encarecen las carreras, ya que los alumnos tienen que pagar un precio más elevado cuando se matriculan por segunda o más veces de una determinada asignatura. Y, por último, suponen un riesgo de permanencia en la Universidad para muchos, ya que el régimen actual fuerza la expulsión de todos aquellos que no hayan sido capaces de sacar adelante una materia en seis convocatorias, independientemente de que se presenten o no al examen.

Por todos estos motivos, la Universidad se ha tomado muy en serio este asunto, que afecta a titulaciones de casi todas las ramas, algunas tan dispares como Filosofía, Biología o Química. De todas formas, los dirigentes académicos consideran que representan casos minoritarios en un contexto en el que el rendimiento académico ha crecido a nivel general, hasta el punto de que los nuevos grados de "Bolonia" presentan una tasa de aprobados que es casi 13 puntos superior a las antiguas licenciaturas. Por eso, analizarán caso por caso y tomará medidas particulares, nunca generales. Es decir, la estrategia pasa por elevar el índice de aprobados en cada materia problemática a través de acciones específicas, siempre en la medida en que sea posible y en estrecha colaboración con los profesores que la imparten.

Entre las actuaciones que medita el Rectorado está una reducción del tamaño de grupos, para favorecer un aprendizaje más cercano al profesor. Y revisar los criterios de evaluación que aplican algunos docentes, ante la posibilidad de que el nivel de exigencia sea demasiado alto o los procedimientos marcados no se ajusten al espíritu del "plan Bolonia", que propugna la realización de pruebas periódicas en vez de un único examen final, como ocurría tradicionalmente en el ámbito académico.

Unas medidas que sólo se tomarán en los casos en que se detecten anomalías. Porque muchos de los profesores responsables de "asignaturas tapón" argumentan en los escritos que llegarán a manos del vicerrector que el único problema es el bajo nivel formativo de los estudiantes, especialmente los recién llegados de Segundo de Bachillerato. O que los alumnos cuentan con una organización deficiente. Sobre todo eso se hablará en el encuentro de esta semana.

En esta reunión también se tratarán otros asuntos que afectan a la calidad docente y que serán vitales ante la inminente llegada de los responsables de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación (ANECA) para verificar el nivel de los grados. Un examen que medirá la consistencia de los nuevos títulos y que los dirigentes académicos asturianos confían en pasar con muy buena nota.

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