El sorteo de Navidad se celebra por el sistema tradicional, en el que se utilizan dos bombos, uno para premios y otro para números. Dentro están las bolas, de dos tipos bien diferenciados: las de números, que son 100.000, y las 1.807 correspondientes a los premios. Todas están fabricadas en madera de boj, pesan tres gramos y llevan grabados los números y letras con láser.

Las bolas caen en la copa, el característico recipiente de cristal al que van a parar antes de ser cantadas por los niños Colegio de San Ildefonso. Si por error caen dos bolas a la vez y queda una encima de la otra, siempre se canta primero la que esté debajo. Ganar el Gordo de la lotería de Navidad tiene unas probabilidades muy bajas, de 1 entre 100.000, que son los números que entran cada año en los bombos. Sin embargo, estas probabilidades aumentan un quince por ciento si se tienen en cuenta todos los premios que pueden obtenerse en el sorteo, incluido el reintegro.

Aun así, la fiebre por la lotería navideña recorre España cada año y se detiene especialmente en Asturias, que siempre aparece en un lugar destacado dentro de las comunidades con mayor consumo lotero. El año pasado Asturias quedó en tercer puesto, sólo precedida por Castilla y León, y La Rioja.