La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

EDOUARD MARTÍN | Eurodiputado francés del Grupo Socialista

"Hay gente en política que nunca trabajó y gana miles de euros sin ver la vida real"

"Los socialistas tienen que decidir qué modelo van a defender, porque si se quieren parecer al PP, los votantes prefieren el original a la copia"

Edouard Martín, ayer, en Oviedo. NACHO OREJAS

El eurodiputado socialista francés Edouard Martín visita estos días Asturias para mantener contacto directo con las empresas, sindicatos y el Gobierno regional con un objetivo: conocer los problemas de la industria de la región y tenerlos en cuenta a la hora de elaborar un informe para la Comisión Europea sobre el sector y sus necesidades. Es uno de los pasos que se están dando para abordar el plan de reindustrialización que quiere impulsar Bruselas. Procedente del mundo sindical, Martín se muestra muy crítico con la UE, que está perdiendo su origen y su objetivo solidario, afirma.

-¿Se acuerda de su marcha y la de su familia a Francia?

-Humanamente es difícil cambiar de país, dejar a la familia, aprender otro idioma, otras costumbres. Tengo buenos recuerdos de mi niñez, pero no se me olvidan los momentos difíciles.

-La llegada de emigrantes se ha convertido en un problema para Europa.

-Es una vergüenza lo que se está haciendo con los que llegan de África del Norte. He visto en Ceuta las vallas con los alambres de púas y me parece terrible. ¿No entienden que por alto que sea el muro no van a impedir que salten? Esas personas están socialmente muertas. En sus países sólo hay hambre, guerras y desgracias. No tienen nada que perder, así que intentarán salir de allí y entrar aquí todas las veces que puedan. Lo que tendría que hacer Europa es no poner alambres ni patrulleras, sino ayudar a esos países a que se instaure en ellos la democracia y el desarrollo económico, para que sus habitantes no tengan que salir huyendo. El modelo europeo es el de la solidaridad, y está fallando. Europa no puede ser un continente vallado, con un Mar Mediterráneo que es el cementerio del norte de África.

-España es un país históricamente de emigrantes, y aunque las autoridades económicas dicen que ahora ya crece, los jóvenes se siguen marchando.

-Dicen que España crece, pero ¿quién está aprovechando esa nueva riqueza que dicen que se está generando? Porque yo me encuentro con muchísimos jóvenes españoles en Francia, en Bélgica, en Luxemburgo... Todos con una estupenda formación pero que tienen que emigrar porque en su país no encuentran trabajo. Cuando un país como España deja de lado a su juventud es que está enfermo y necesita ayuda.

-¿Y la está recibiendo?

-Ésa es la cuestión central, decidir qué modelo social y económico queremos en Europa, y tenemos la obligación de dar una respuesta a la sociedad. Éste es un continente en el que hay mucho dinero, pero no está repartido con igualdad, y no se puede seguir así. Yo recuerdo la España de la época de Franco y lo pobre que era, y también me acuerdo de cómo se desarrolló a partir del momento en que entró en Europa.

-¿Por ese mal reparto de la riqueza surgen los partidos radicales?

-Los movimientos radicales de derechas y de izquierdas surgen porque no hay respuesta política a las necesidades de los ciudadanos. España siempre ha sido un país proeuropeo, en el que se ligaba Europa al desarrollo y al crecimiento, y ahora, sin embargo, se lo identifica con los recortes, los ajustes y el paro. Si Europa se sigue identificando con las finanzas y no con los trabajadores, con el conjunto de los ciudadanos, aquella bella idea de la solidaridad, el respeto a los derechos humanos, la educación, la cultura, la sanidad, el desarrollo... va a acabar estallando. El ciudadano debe ser el corazón de todas las medidas y las decisiones, y Europa tiene que decidir si quiere el bienestar de sus ciudadanos o de sus bolsas.

-La derecha más radical ha avanzado mucho en Francia.

-El Frente Nacional es un partido racista y ultranacionalista, pero no es el único. Sí ha ganado muchos votos en Francia, pero la ultraderecha ha conseguido más de 140 eurodiputados, sumando a Inglaterra, Bélgica, Holanda...

-Son partidos contrarios a la UE, pero se presentan a las elecciones para sentarse en el Parlamento europeo. ¿No es una contradicción?

-Sí, lo es, pero de algo hay que comer. Siempre están en contra de todo. No presentan ni una sola propuesta de interés general, porque en realidad lo que quieren es que Europa vuelva a ser la que era antes de la Segunda Guerra Mundial. Y le voy a decir algo, con la crisis tan intensa y la situación económica tan dura que han vivido y que aún sufren algunos países, si no existiese la Unión Europea el riesgo de que se pudiera producir un conflicto bélico sería muy elevado.

-En España ha surgido Podemos, de izquierdas, que ha conseguido una importante representación en Europa en las últimas elecciones.

-Podemos es un movimiento con mucha fuerza en España y en Grecia, pero en Francia tiene muchas dificultades. El problema es que las sociedades españolas y griegas ahora mismo odian a los políticos porque no han sabido responderles, y eso es un peligro para la democracia. La implicación política es servir a los demás, no a uno mismo.

-¿En qué situación están los socialistas?

-Yo no estoy afiliado al Partido Socialista en Francia, soy un candidato civil, como se dice allí. Pero vi los cambios positivos que se produjeron cuando entraron a gobernar en Francia y en España y me gusta el modelo. Lo que sucede es que las ideas liberales les están comiendo el terrero. Los socialistas se tienen que preguntar qué modelo quieren defender, porque si se quieren parecer al PP, la gente va a preferir el original antes que la copia.

-¿La política está corrompida?

-La política debe ser una actividad noble que fortalezca la democracia, el desarrollo de un país y el bienestar de sus ciudadanos. En Europa hay muchos que han hecho de la política un oficio, personas que nunca han trabajado en una empresa y no saben lo que es vivir con 1.000 euros o menos al mes. Entran ahí ganando miles de euros y sin saber ni ver lo que es la vida real. Desconocen la realidad, ¿cómo van a dar soluciones a los ciudadanos?

-No es su caso.

-Trabajé 32 años en Arcelor. He llevado casco, y para mí es un orgullo. Sé lo que es levantarse a las cuatro de la mañana, trabajar a turnos, domingos y festivos y que no te llegue el sueldo a final de mes. El mundo del trabajo es noble y significa mucho esfuerzo. Por eso hay que estar más atentos a los mensajes que nos envían los trabajadores.

-Usted se enfrentó a Lakshmi Mittal, dueño de Arcelor-Mittal.

-Lakshmi Mittal cerró diez plantas en Europa y se perdieron más de 60.000 empleos, alegando que en este continente había sobrecapacidad de producción de acero. Ahora parece que se está recuperando la economía y que las cosas están mejorando. ¿Qué va a pasar cuando Europa necesite más acero del que pueda fabricar? Pues supongo que será el propio Mittal el primero en traerlo de sus plantas de Brasil, de México, de China... Eso no se debería consentir. La Comisión Europea debería obligarle a reabrir las plantas y a dar trabajo en Europa.

-¿Los políticos le pueden exigir algo semejante a una multinacional?

-Un político, cuando quiere, puede. Si no puede es porque no quiere, y por algo será. Este tipo de políticas y decisiones en contra del bienestar y de la solidaridad son las que hacen que crezca la ultraderecha. ¿Cómo me voy a enamorar de alguien que me pega una bofetada todos los días? Pues eso pasa con Europa. Si se consiente que alguien cierre las fábricas, que mande a la gente a la calle y luego se le permite que importe los productos de otras fábricas suyas en países donde se incumplen las normativas de derechos humanos, medioambientales, laborales y se cobran salarios de miseria, ¿cómo se va a creer en Europa? Este continente debe defender su modelo e imponerlo.

-¿Qué le parece el plan Juncker?

-Que se deben destinar los 315.000 millones a España, Grecia, Italia y Portugal. Estos países necesitan ayuda y Europa del Norte se beneficiaría de su crecimiento, como ya ocurrió antes.

Compartir el artículo

stats