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CRÓNICA DE LAS COMPARECENCIAS: Cuando tus mayores amigos son todos gais

Aires de sainete en el arranque de la comisión sobre quien fue el hombre más importante de la Asturias democrática

Postigo, durante su comparecencia en la Junta. L. MURIAS

Gracias a la primera sesión de la comisión de investigación de la Junta sobre la fortuna oculta de José Ángel Fernández Villa, los asturianos alcanzaron ayer algunas verdades relevantísimas e incontrovertibles. En concreto, diez:

1. Que a la esposa de Fernández Villa, María Jesús Iglesias, nunca le habían hecho tantas fotografías en su vida. Era lo que le estaba comentando a uno de los conserjes de la Junta después de comparecer en la comisión y no decir ni mu del dinero.

2. Que el hijo de José Ángel Fernández Villa, Rolando Fernández, lleva el jersey rojo (marca: Purificación García) un poco remetido por la trasera del pantalón (marca: El Ganso) para que se vea que en la cintura y en los bolsillos la prenda lleva unas franjas de colores que conjuntan estupendamente en rojo y en verde con el jersey y con los ojales bermellón del abrigo estrecho azul marino (marca: El Ganso), en cuyo cuello anuda una bufanda (marca cara: Scalpers) con cuidado de que se vea bien el logotipo (calavera con dos tibias cruzadas).

3. Que la hija de Villa va de negro.

4. Que los tres fueron a tomar algo al Rialto sin dar explicación alguna del dinero.

5. Que José Antonio Postigo, citado por la tarde, está que lo lleva Dios porque han llamado a declarar a su hija Patricia.

6. Que Postigo dice que tiene datos, cosas, nombres, contratos que en su día (ayer no) revelará. Que deja miguitas, como Pulgarcito... O para Pulgarcito.

7. Que de todo lo anterior sugerido nada reveló Postigo cuando le tocó declarar en la Junta sobre el dinero blanqueado y sobre las obras en el macrogeriátrico de Felechosa. El último amigo que le queda a Villa no respondió a ninguna pregunta, pero al final agradeció a todos los diputados el "talante" que habían tenido hacia él porque, como después diría, fuera ya del Parlamento regional y ante periodistas que le seguían, él, Postigo, acudió a la sede del legislativo a "defender la democracia" que siempre había defendido y el "derecho a hablar con libertad".

8. Supimos también que Postigo no puede ver a algunos periodistas. Y como esos le preguntaron si ayer había visitado a Villa, Postigo les respondió así, en plena la calle Fruela y para sorpresa de los viandantes: "¿Tú crees que yo vengo aquí para decir si vi a Villa? Es igual que si yo te pregunto si echaste un polvo antes de llegar aquí. Te pregunto: ¿lo echaste? ¿Pero tú eres homosexual? Te cambio la pregunta: ¿lo eres o no lo eres?". Y como el periodista aludido, y el resto de los circundantes, no entendía bien el símil, Postigo lo aclaró: "No lo puedes entender porque no entiendes el lenguaje minero, ese lenguaje de arranque... No lo puedes entender. Pero los que conocen la minería claro que lo van a entender". Y sin respirar casi, continuó examinando sus adentros, algo shakespeariano: "¿Soy gay? Pues claro que no pasa nada. Para mí es un respeto porque los mayores amigos míos son gais. Pero si soy gay no tengo por qué no decir si eché un polvo. ¡Sin ningún problema, coño! Ahora, que no lo soy y lo eché...; y lo eché con una señora, con todos los respetos para la señora, tampoco. Ésa es la contestación a una pregunta absurda que haces hoy aquí".

9. Vimos que la última en comparecer fue la compañera de Postigo, Dorina Bicher, a la que él llama Dori. El presidente de la comisión, Ignacio Prendes, le dedicó atenciones y cortesías tantas como pelusilla hubo entre las tres diputadas del órgano inquisitorial, pues sus señorías no entendían a qué tanto miramiento, aunque reconocían que la moza era joven y salada. Y sus "señoríos" no podían menos que admitir que Dorina está entre muy curiosa y nivel pibón.

10. De todas las verdades relevantísimas e incontrovertibles que ayer pudieron conocer los asturianos, la más clara es ésta: la comisión que investiga al político asturiano más importante desde la transición arrancó como un sainete. Él dijo un día que antes de cerrar un pozu había que pasar por enriba del su cadáver. Los pozos cerraron y ayer pasaron por enriba del su cadáver políticu.

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