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La guardesa de las cumbres

Tania Plaza, la única mujer titular de un albergue de montaña, y su pareja, Lionel Díaz, reabren el refugio del Meicín, en las Ubiñas, tras el duro temporal

Lionel Díaz y Tania Plaza, el pasado fin de semana, junto a su perro "Ur", en su domicilio de Soto de Ribera.

Tania Plaza está contando las horas para volver al refugio del Meicín. El reciente temporal de nieve y viento que vivió la región durante los últimos días les obligó a ella y a su pareja, Lionel Díaz, a regresar a su domicilio en Soto de Ribera y, por lo tanto, a cerrar temporalmente este alojamiento, que está en el macizo de Ubiña, a 1.560 metros de altitud. El acceso más cómodo es desde el pueblo de Tuiza de Arriba, en el concejo de Lena.

La idea inicial de esta pareja era pasar todo el invierno en el refugio. Una experiencia única que, no por ello, deja de resultar muy dura, tanto por las condiciones meteorológicas como por el hecho de tener que ser ellos mismos quienes tienen que portear la comida e incluso las bombonas de gas "a la espalda" (en verano cuentan a menudo con un burro como ayuda). Lo hacen acompañados por su perro "Ur", un schnauzer gigante, que llega a soportar sobre sus lomos hasta ocho kilos. "Es un perrín muy trabajador. Es el que lleva las cervezas para el refugio", asegura la mujer, con una sonrisa. "En invierno hay días por semana que no aparece nadie y, alguna vez, tenemos que cerrar para portear, o para ir a ver al asesor o ir al Ayuntamiento", añade su pareja.

Plaza se hizo con la titularidad del refugio, que se renueva año tras año, en octubre de 2012. Los conocimientos adquiridos en la montaña, en la que se inició junto a su pareja, y el hecho de haber trabajado cerca de 10 años en hostelería les permitieron hacerse con el refugio. "Para mí, ser la única mujer titular de un albergue de alta montaña en España no significa nada. Y de todas formas, aunque en los refugios hay más paisanos, también hay mujeres trabajando tanto o más que ellos. Además, nosotros somos más curiosas para hacer algunas tareas", afirma ella.

Antes de hacerse cargo de este refugio, la pareja estuvo viviendo algo más de un año en una cabaña. "Era de un tío mío y estaba en Les Ubiñes. La retejamos, tapamos bien los agujeros y pasamos el verano porteando comida y leña. Cuando llegó el invierno, teníamos de todo. De hecho, estuvimos nueve días incomunicados y sin problema", destaca la mujer, que recorrió todos los picos del macizo de Ubiña, entre ellos Rueda, el Siete, Los Castillines y el Canal Oscuru, "que no es demasiado conocido y, a la vez, muy guapo".

La temporada alta en el Meicín es en invierno. Hay muchos esquiadores y en el lugar se organizan distintos cursos invernales por parte de federaciones o guías de montaña. Al refugio hay que llamar y reservar siempre, tanto para comer como para dormir. "Conociendo la gente que viene ya sabemos cuánta comida portear, además de otras necesarias en el refugio", destaca Díaz. Y añade que, "si llega alguien sin avisar y no hay sitio, nunca queda fuera; esto es un refugio, pero si está lleno, tendrá que dormir en el suelo, y no es lo mismo que estar calentín en una cama", subraya.

Ayer mismo, Díaz y otros montañeros partieron para Tuiza con el objetivo de limpiar el camino hasta el refugio para reabrirlo. Tanto él como Plaza aman la montaña durante todo el año y coinciden en que su estación favorita es el invierno. Además, la fabada y el pote que cocina la mujer han cobrado tanta fama que incluso en primavera o verano muchos suben sólo hasta el refugio para darse un buen festín. Por su parte, el hombre indica que cuando tienen algún momento libre salen a la montaña y disfrutan del lujo de "vivaquear" (dormir al raso), en alguna ocasión, por los rincones más bellos del macizo de Ubiña, un espectáculo montañoso al que Lionel define como "un hotel de mil estrellas".

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