Un buen consejo: "Mejor dirimir nuestras relaciones afectivo-sexuales en la más estricta intimidad, salvo que la otra parte tenga mucho más dinero. Menos Código Civil y más sitio al corazón".

La recomendación jurídica, no exenta de lírica, la envió ayer a más de un centenar de jóvenes egresados en Derecho el catedrático de la Universidad de León, el asturiano Juan Antonio García Amado, en el Paraninfo de la Universidad. Él fue el encargado de pronunciar la conferencia central de los actos del patrono de la Facultad de Derecho, San Raimundo de Peñafort.

Habló de Derecho y familia, de las parejas de hecho, de la maternidad subrrogada, de las nuevas técnicas de fecundación y reproducción asistida... "Estamos ante una revolución social y científica, han cambiado las reglas del juego", dijo. Ante tanto cambio el Derecho "se encuentra en una situación de perplejidad". Ya no se requiere una familia para organizar la maternidad, "la separación y el divorcio ya no son causales, no hay que dar razón ni motivo alguno para pedirlos", hace mucho tiempo que el adulterio ha sido despenalizado, y el Derecho Penal ya solo se ocupa "de castigar a los que no pagan las pensiones compensatorias o de la maldita violencia en el ámbito familiar".

Y la realidad sobrepasa de largo a las normas. ¿Quién cumple escrupulosamente y al pie de la letra -se preguntó el catedrático gijonés de Filosofía del Derecho- los deberes de los esposos que marca el Código Civil? "Deberes de pura ficción que son resabio de un viejo sistema", explicó y que quedan ahora al albur de la voluntad de las partes.

En este escenario revolucionario, donde las verdades históricas inamovibles se tambalean, cuando no desaparecen, todo está abierto a una pregunta, a una duda. Juan Antonio García Amado reflexionaba ayer sobre el hecho de que "el afecto se exige para ser pareja de hecho", pero la paradoja está en que "ese afecto no es definitorio al matrimonio", aunque matrimonio y pareja de hecho oficialmente constituida, tengan derechos y deberes análogos. La Historia está repleta de casos de matrimonio donde no había amor de por medio.

Otra reflexión: "¿Desde cuándo tiene que haber sexo en el matrimonio? Es evidente que hay sexo sin matrimonio [risas entre la gente joven de la sala], pero también que hay matrimonios sin sexo". Y no por eso cambian los deberes y los derechos de los cónyuges.

"Ya va siendo hora de que el legislador saque sus estúpidas manos" de algunos de estos asuntos que en la mayoría de los casos se quedan en el entorno familiar. García Amado recordó, como excepción, el caso de una mujer que, divorciada de su marido, publicó -se supone que con ánimo de venganza- que varios de sus hijos no lo eran de su esposo sino de su amante. "El recochineo fue castigado" por la ley.

El conferenciante, que ejerció como profesor de la Facultad asturiana 14 años, fue presentado por el catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Oviedo Luis Martínez Roldán.