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Las palmas de Asturias salen de Grandas (Siero)

Una artesana teje estos días la mayoría de los ramos que lucirán mañana en las procesiones

Jaime García, de 82 años, con varias picas. l. murias

En menos de cinco minutos, la ovetense Visi García es capaz de hacer maravillas con una palma. Teje a gran velocidad, casi con los ojos cerrados, dejándose llevar por la imaginación. Aunque para ella eso es de lo más normal. "Empecé a los siete años y ahora tengo 44? Esto es como andar en bicicleta: nunca se olvida", dice García, mientras sus manos trabajan uno de los emblemas del Domingo de Ramos, la festividad que abre la Semana Santa. Desde noviembre ha tenido que confeccionar un total de 2.340 palmas, que estos días distribuye por tiendas y grandes almacenes de toda la región. La faena concluirá mañana con la bendición de los ramos, pero a Visi García aún le quedan por delante las peores horas, las de mayor tajo.

"Esto lleva mucho tiempo. No es sólo tejer, sino también cortar la palma, seleccionar las hojas, abrirlas y darles un tratamiento para que se mantengan en buenas condiciones. Hay que tener paciencia", explica García, que aprendió el oficio gracias a sus padres: Jaime García y María del Carmen Roza. Precisamente el patriarca de la familia está en el polígono de La Peñas, en Granda (Siero), donde su hija prepara los pedidos. "Empezamos haciendo las palmas hace 60 años en una tienda de alimentación que teníamos en la calle San Bernabé de Oviedo. Como vimos que funcionaba, cada año producíamos más", comenta Jaime García. Y así hasta hoy. Visi García es la artesana que más palmas teje en Asturias, aunque asegura que tuvo años mejores, en los que incluso vendió ramos a Cantabria y a León. "La crisis se ha notado; se vende mucho laurel. Y también se aprecia que cada vez hay menos niños", agrega.

La ovetense obtiene la materia prima de Elche (Alicante). Con ella hace auténticas virguerías en forma de flores, trenzas o jarrones. Pero antes de eso, Visi García tiene que cortar la palma en varios trozos. El superior, llamado cogollo, es el más rico y el que normalmente se vende como pica. Las demás zonas, en cambio, hay que trabajarlas con las manos. "El primer paso es seleccionar el número de hojas que necesitamos y eso depende de su calidad y tamaño. Luego hay que abrirlas y comenzar a enlazar", precisa la artesana, que normalmente empieza haciendo un jarrón en la base -una especie de trenza ancha-.

A partir de ahí, García se deja llevar y sus manos tejen sin pensar. "Voy haciendo lo que me parece y busco nuevas figuras", dice. De hecho, confecciona también palmas "especiales" y que se diferencian del resto. "A mí me gusta lo sencillo, pero hay que hacer para todos los gustos. Hay gente por ejemplo que piden palmas de colores", sostiene. La última moda también es encargar ramos pequeños para el coche o como marcapáginas.

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