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"No quiero indemnización, fue terrible", dice el avilesino secuestrado en Colombia

Ángel Sánchez, en el juicio contra las dos personas que cobraron el rescate, revela que los captores le apuntaron y golpearon en la cabeza tras forcejear con ellos

Ángel Sánchez, ayer, durante su declaración en el juicio celebrado en la Audiencia Nacional. MODEM PRESS

Ángel Sánchez, el avilesino secuestrado en Colombia en la primavera de 2013 junto a su por entonces novia, Concepción Marlaska Sedano, prima del magistrado Fernando Grande-Marlaska y trabajadora de LA NUEVA ESPAÑA, explicó ayer, visiblemente nervioso y afectado, que la experiencia vivida fue "tan traumática, tan terrible, tan violenta, que no quiero nada, nada. Ni indemnización ni nada, sólo acabar con esto ya y olvidarlo cuanto antes".

Sánchez declaró ayer, en calidad de testigo, en la última jornada del juicio celebrado en la Audiencia Nacional contra los dos acusados de cobrar el rescate, Louay Almolen y Juan José Benito Manjares. La fiscal, Carmen Monfort, elevó a definitivas su conclusiones y pidió 24 años de cárcel para cada uno como "cooperadores necesarios de dos delitos de secuestro". También pidió una indemnización de 25.800 euros para cada una de las víctimas por las lesiones y los daños morales infligidos. "Los acusados fueron colaboradores necesarios para facilitar el cobro del rescate (53.500 euros) a cambio de dinero u otras prebendas", sentenció la fiscal.

La última sesión del juicio, que fue declarado por la Presidenta del Tribunal, la juez Ángela Murillo, visto para sentencia tras escuchar la última palabra de los acusados, comenzó con el testimonio de Ángel Sánchez, cuya comparecencia ante el tribunal había sido pospuesta hasta ayer por los problemas sicológicos de éste. El avilesino pasó un mal trago durante su declaración y, visiblemente nervioso, repitió en varias ocasiones que le "costaba recordar detalles del secuestro" y que lo que quería era "olvidar todo esto y pasar página de una vez".

Ángel Sánchez relató a preguntas de la Fiscalía cómo cuando se dirigían a Cabo de la Vela, en la provincia colombiana de Guajira, en mayo del 2013, "aparecieron unos individuos con pistolas, me apuntaron con un revólver en el pecho y nos llevaron secuestrados. Fue todo muy traumático, muy violento...". Ángel Sánchez explicó que, en el asiento trasero de un coche, les llevaron "a una cabaña en el medio del campo y luego a otra... Dos, tres, cuatro, no sé las veces que nos cambiaron de sitio a lo largo del secuestro, no lo recuerdo bien y son cosas que quiero olvidar". Igualmente afirmó que cuando les secuestraron, "forcejeé con la persona que me apuntaba y apareció otro individuo y disparó unas cuantas veces al suelo y solté al otro secuestrador y éste me dio un golpe en la cabeza y ya nos metieron en un coche".

Sobre los secuestradores afirmó: "Recuerdo que eran tres personas que iban siempre armados". Les pidieron números de teléfonos de familiares y "Conchi dio un número, pero no recuerdo de quién era ese número porque era mucha presión, mucho miedo, mucha angustia", afirmó Ángel Sánchez con voz temblorosa, quien finalizó diciendo que cuando les liberaron les dejaron "en medio del campo, como en una cabaña".

Los dos acusados, por su parte, que llevan dos años en prisión, se declararon inocentes cuando se les dio la última palabra y negaron tener relación con los autores del secuestro y aseguraron que el dinero que se les entregó era por la venta de unos camiones. Uno de ellos, el vallisoletano Juan José Benito -que fue identificado por la hermana de la víctima, Julia Marlaska, como la persona que recogió el dinero en la cafetería del centro comercial El Palacio del Hielo de Madrid- aseguró que acudió al lugar porque le encargaron recoger un paquete, sin saber que se trataba del pago de un secuestro. Benito se declaró "totalmente inocente". El ciudadano sirio Louay Almolen declaró: "Yo no tengo nada que ver con el secuestro ni sé nada del rescate. Sólo que se cruzaron en mi camino unas personas malas y tuve la mala suerte de estar en el lugar equivocado". Las defensas de ambos tacharon de "inverosímil" el relato del Ministerio fiscal y solicitaron la libre absolución para sus defendidos.

La Fiscal, sin embargo, habló de la perfecta "conexión" entre los acusados y los secuestradores y para demostrarlo significó que "no había pasado ni una hora desde que cobraron del rescate de manos de Julia Marlaska cuando los secuestradores pusieron en libertad" a Ángel Sánchez y a Concepción Marlaska el 14 de junio de 2013, tras 31 días de cautiverio.

Según el relato de hechos que aparece en el escrito de calificación del fiscal, la pareja fue privada de su libertad "con finalidad meramente crematística", cuando se dirigían a Cabo de la Vela, una zona turística de Colombia fronteriza con Venezuela. Tras ser capturados fueron trasladados por los secuestradores hasta una cabaña. "Les dijeron, con el objeto de lograr una mayor intimidación, que su detención había sido ordenada por las FARC, lo que no era cierto", según especifica este escrito. Durante el mes en el que permanecieron retenidos, los dos avilesinos fueron trasladados a distintos habitáculos en Venezuela o Colombia que no han podido ser precisados, dado que cuando efectuaban los cambios tapaban las cabezas de las víctimas con una tela. Les preguntaban sobre su situación económica y les pedían números de teléfono de familiares.

La hermana de Concepción, Julia, recibió diversas llamadas de Benito, que obtuvo su número por otro implicado que se encontraba en el Líbano, y mantuvo diversas conversaciones con el fin de precisar el lugar en el que iba a efectuar la entrega del dinero acordado.

El 14 de junio esta familiar se desplazó desde Avilés a Madrid con el fin de entregar el dinero del rescate. La entrega del dinero -un total de 53.000 euros en metálico en billetes de 50 euros- se produjo en una cafetería del centro comercial Palacio de Hielo de la capital. Poco después la pareja fue liberada. Ese mismo día y previa autorización judicial se efectuó un registro en el domicilio de Louay Almolen en la calle Valderromán de Madrid, donde se intervino el dinero.

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