La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Iglesia asturiana, contra los "disfraces" de primera comunión

El Arzobispo cuestiona la estética de "niños capitanes de la Armada y novias en pequeño"

Una niña con traje de primera comunión con su madre a la derecha. MIKI LÓPEZ

"Evítense la teatralización, los excesos y el despilfarro, y vístanse con dignidad y normalidad. Los llamados trajes de comunión nada tienen que ver con la normativa de la Iglesia".

Éste es uno de los párrafos que se pueden leer en el directorio de catequesis de la archidiócesis de Oviedo, aprobado en el pasado mes de octubre y que cobra actualidad estos días con el inicio de la temporada de primeras comuniones. La Iglesia asturiana está dispuesta a enfrentarse a lo que algún párroco no duda en calificar de "desmadre" de gastos festivos. Un exceso del que sirven como ejemplo los tradicionales trajes blancos, costosos y para un solo día de uso. "Hay que huir de una vez por todas de la estética del disfraz", pide el delegado episcopal de catequesis, Juan José Llamedo.

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, en su carta publicada en el semanario "Esta Hora", que se distribuye con LA NUEVA ESPAÑA, se refería ayer a la estética de "niños marineros, capitanes de la Armada y comandantes de vuelo" y de niñas convertidas en "novias en pequeño con todo su tul o monjitas con túnica sencilla y velo como tocado en las cabezas".

Es más que una opinión; responde a una estrategia seguida por buena parte de los curas asturianos responsables de parroquias: no a los trajes de primera comunión. "Por mis responsabilidades recorro todas las parroquias de la región y puedo asegurar que la petición es unánime; estamos convencidos de que en este asunto hay que dar la batalla", asegura el delegado de catequesis y párroco de San Pablo, en el barrio ovetense de la Argañosa, Juan José Llamedo.

Se lucha contra una moda "y contra una tendencia a la comparativa social. No puede ser que una familia con pocos recursos acabe pidiendo un crédito al banco para pagar la primera comunión de su hijo", añade Llamedo, que valora "los tímidos pasos que estamos dando".

Manuel García Velasco lleva siete años como párroco de Infiesto y confiesa que "es una batalla que yo doy por perdida". El sacerdote reclama todos los años "austeridad", pero confiesa que "las familias me hacen poco caso", así que se contenta con regalar a cada niño y niña una cruz sencilla "para que por lo menos todos participen en la ceremonia con algo igual". Este año tendrá que adquirir 24 cruces.

La impresión general de los sacerdotes asturianos es que "los excesos de hace algunos años se han reducido". La "llamada al sentido común" del párroco de Santo Tomás, en Avilés, Reinerio Rodríguez Fernández, parece que cunde. "Hay un giro en las familias: las hay que celebran una comida íntima, apenas ocho o diez personas. Vengo de Cangas del Narcea y allí ya se notaba más moderación que en años anteriores". Todos los sacerdotes consultados dejan claro que "las familias deciden". "Si me preguntan cómo tiene que ir el niño yo digo que de calle", señala el cura de Infiesto.

Juan José Llamedo pone en marcha en su parroquia las primeras comuniones durante la vigilia pascual. "El Sábado Santo hicimos este año 18 comuniones, y los niños ataviados con una túnica blanca como signo". Las familias celebran la fiesta en esa jornada "o en cualquier otro día posterior", a conveniencia de cada cual.

Los precios de un vestido de niña de primera comunión fluctúan entre los 120 y los 300 euros, aunque hay modelos en el mercado asturiano que sobrepasan los 500 euros e incluso, en algún caso, rondan los 700.

Compartir el artículo

stats