La bandera del disgusto es un cartel amarillo y negro que dice "Yo vivo del mar" y que ondea ya en muchos barcos de pesca asturianos. La lucen a modo de fe de vida y emblema de resistencia del sector en un momento en el que, paradójicamente, "nadie puede vivir de la mar". La sentencia es del presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores del Principado, Dimas García, y resume el hartazgo de un sector que se siente maltratado y que secunda esta campaña que quiere ser llamada de socorro de toda la flota pesquera española. Detrás está el agravio en el reparto de capturas, pero también un largo inventario de daños, por citar sólo el último "la vigilancia cada vez más estrecha a que nos someten, con multas que triplican las que se imponían antes, o los resultados de una reciente reunión en la que también se plantea obligarnos a instalar cámaras de vídeo a bordo". "Llevamos tres años recibiendo palos por todos los sitios", resume García.

Por eso y muchas cosas más se ve ya el cartel de la campaña en los barcos y en los puertos, todo a raíz de una iniciativa de la asociación de profesionales del sector Mar Viva. Tras la movilización contra los criterios del Ministerio en el reparto de los cupos de xarda, el sector teme que el problema se reproduzca con otras especies hasta ahora no sometidas a cuota, como la lubina, el salmonete y "otras de las que depende la pesca artesanal", abunda el patrón mayor de Candás, José Ángel Gutiérrez. "Nuestro deseo es que se tenga en cuenta", afirma, "a las miles de familias que trabajan en la mar desde hace generaciones y no sólo a los lobbies de armadores que especulan con la pesca". Expectantes y recelosos, lamentan que a las autoridades "se les llene la boca de decir que hay que proteger a la flota artesanal mientras apoyan a los grandes arrastreros y armadores".