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La justicia le retira la custodia de sus hijos a la detenida en Gijón por abandonarlos entre basura y excrementos

La Policía localizó a los menores solos y desnudos después de que un vecino viera que la niña arrojaba objetos por la ventana del piso

La justicia le ha quitado la custiodia de sus hijos a la joven de 26 años detenida en Gijón por dejarlos abandonados entre basuras y excrementos. No obstante la mujer ha quedado en libertad. El padre no puede hacerse cargo de los menores porque está cumpliendo condena en la cárcel de Villabona.

La Policía Nacional detuvo alrededor de la una de la madrugada de ayer a una vecina del barrio gijonés de El Natahoyo acusada de abandonar en su piso a sus dos hijos de corta edad: una niña de seis años y un niño de tres. Los agentes encontraron a los pequeños desnudos y rodeados de comida emponzoñada, excrementos, orines de perro, vómitos y restos de basura y de porros. Un vecino de la madre alertó de lo que sucedía a la sala del 091 cuando vio desde su vivienda a la menor arrojando objetos por una ventana de madrugada. La propia niña le confesó que estaba sola en casa. Y que no era la primera vez que se quedaba sin el cuidado de un adulto. Los pequeños viven en la calle Ceriñola.

Los dos menores fueron trasladados al centro Materno Infantil de Oviedo dado que los familiares de la ahora acusada, con los que se puso en contacto la Policía, no se quisieron hacer cargo de ellos. El panorama que se encontraron los agentes del Cuerpo Nacional de Policía de la Comisaría de El Natahoyo al llegar a la vivienda en la que se encontraban los pequeños fue desolador. El niño de tres años estaba tumbado en el sofá del salón completamente desnudo y jugando con objetos sacados de la basura que se encontraba esparcida por toda la estancia. Los funcionarios policiales vistieron a los menores y los sacaron del inmueble a la espera de la llegada de la madre, que quedó detenida en ese mismo momento. La gijonesa, adicta a varias sustancias estupefacientes según las primeras investigaciones, fue trasladada a los calabozos de la comisaría, de donde se espera que salga hoy para pasar a disposición del juzgado de instrucción de guardia, presumiblemente como acusada de un delito de abandono de familia.

En una de las habitaciones del piso, la mujer había encerrado a un perro de raza pitbull. En los pasillos del inmueble se acumulaban kilos de basura entre bolsas vacías, pan putrefacto, envases de plástico y latas oxidadas. Los vecinos de la zona aseguran que de la vivienda en la que residía la familia salían constantemente "fuertes olores" y que habían sospechado varias veces de que su vecina tenía síndrome de Diógenes.

En la cocina, se acumulaban platos sin lavar y con restos de comida. Además, en el suelo de la vivienda había tres botellas de cristal completamente rotas, con el peligro que ello conllevaba para el bienestar de los niños que se encontraban en el inmueble abandonados a su suerte.

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