Ahora que con el decreto de currículo de la LOMCE en Asturias se establecen tiempos dedicados en educación a cada área, la reducción de tiempo a la enseñanza de la Religión ha abierto debate en la sociedad en torno a si se debiera dedicar más tiempo a esa enseñanza, oyéndose hasta posturas que plantean sacarla de la educación. Veo en los medios cómo la modificación horaria tendrá una repercusión laboral en el profesorado, que en parte irá a engrosar las listas del paro, también que la reducción se asocia a posturas ideológicas de quienes gobiernan y, además, se esgrime que por combinación de opciones se produce una interferencia con los derechos de las familia para elegir las enseñanzas de sus hijos. Desde el punto de vista de muchos de quienes profesamos, porque por algo somos profesores, nuestra defensa de la presencia de la Religión en la escuela, y el solicitar más dedicación horaria al área, es sobre todo por otra cosa, por una posición de izquierdas; entendiendo como tal el no estar de acuerdo con la actual sociedad y esforzarse en modificarla en bien de los más débiles. En tiempos donde el ser humano personal se diluye en otros intereses, en los que aparece algún partido animalista que considera a los animales sujeto prioritario de preocupación, en los que la economía, el móvil e internet absorben todos los espacios, en estos tiempos más que nunca, alguien debe mostrar a las nuevas generaciones la importancia de ser hombre. Es preciso que desde las aulas alguien alce la voz para repetir a cada rostro las palabras de Ortega: "Si Dios se hace hombre, hombre es lo más que se puede ser". Y es la Religión la única área que se empeña en reforzar la confianza de la persona en sí misma, la que indica al alumnado que cada uno está en todos los proyectos; incluso sin saber demasiado Inglés o Matemáticas, incluso sin alcanzar ese CI que separa las capacidades. Ella insiste en que cada fracaso es una fuente para la fortaleza y que hasta ante el fracaso mayor, la muerte, aún existe la esperanza. Y no es que no me fastidie la posibilidad de perder trabajo, que sí me fastidia. Pero me fastidia sobremanera no poder repetir todas las veces que sea posible "La verdad os hará libres". Además, por hacer un poco de humor, recuerdo que hace tiempo un compañero educador comentó: "Tenéis que reclamar más tiempo para la Religión, porque es la única asignatura que puede ser útil en la vida eterna". En serio, lo que yo creo que es muy útil para ésta.