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TRAS EL 24-M | EL ANÁLISIS

La derecha se quedó en casa

Los expertos creen que parte del electorado conservador se abstuvo frente a la movilización progresista y que Podemos pescó en IU, PSOE, Foro y nuevos votantes

La derecha se quedó en casa

El tablero político asturiano ha cambiado sustancialmente tras las elecciones del domingo, que dejan la Junta General más fragmentada de la historia democrática, con un dominio aplastante de la izquierda y la irrupción de dos nuevas formaciones surgidas en la región de la nada en apenas unos meses. Y, sin embargo, tantos cambios se han producido con unos niveles de participación del 62,21 por ciento, un dato similar a la media registrada en anteriores comicios autonómicos, lo que lleva a concluir que no sólo se ha producido un trasvase de votos de unas fuerzas a otras, sino que también muchos electores de antaño no acudieron a las urnas y otros, poco o nada acostumbrados a la participación, sí lo hicieron. Los expertos lo tienen claro tras un primer vistazo a los datos que arroja el escrutinio: buena parte de la derecha se quedó en casa y la izquierda acudió mayoritariamente para castigar al Gobierno del PP.

"En estas elecciones, Asturias se ha movido en unos índices de participación muy por encima del 51 por ciento registrado en 2012, algo por debajo de 2011, pero muy parejos a la media en unas autonómicas, que siempre es algo más baja que la nacional", explica el sociólogo y politólogo Óscar Rodríguez Buznego. Esto significa que, con un número de votantes "habitual", los resultados han sido muy diferentes: los conservadores, en términos generales, se han llevado un sonoro batacazo, al no capitalizar el PP el enorme reguero de papeletas que se dejó Foro Asturias (pasó de 12 a 3 escaños). "Parece claro que los votantes de derechas se han abstenido. En mi opinión, esto se debe al desgaste que supone para cualquier Gobierno gestionar una crisis como la actual y también a los constantes escándalos de corrupción, a los que el PP no ha sabido responder", comenta el profesor. "Y, por lo mismo, la izquierda se ha movilizado contra Rajoy", remata.

Rodríguez Buznego también atribuye a la división entre el PP y Foro ese enorme desgaste de la derecha. "Esa herida no ha cicatrizado. Los populares habrían sido la primera fuerza en el caso de que hubieran reunido todos los votos de Foro, con una diferencia de unas 17.000 papeletas sobre el PSOE", comenta. "Está claro que esta ruptura aún les pasa factura", concluye.

Mucho más complejo es hacer un análisis pormenorizado del trasvase de votos que se ha producido, a falta de conocer la encuesta postelectoral del CIS, que se publicará dentro de un mes y que suele arrojar luz sobre el comportamiento de los electores. Sí parece evidente que el PP amortiguó la abstención de muchos de sus fieles con una pequeña aportación de los llegados de Foro, que perdería apoyos en prácticamente todas las direcciones, después del respaldo "transversal" que logró en 2011. Y que Ciudadanos logró tres diputados gracias a exvotantes de los populares, los casquistas y UPyD (en menor medida del PSOE). Mucho más complicado, a juicio de los expertos, es acertar con la procedencia de los sufragios que le dieron nueve parlamentarios a Podemos.

"En este último caso, creo que se ha beneficiado algo de apoyos procedentes de IU y también algo de antiguos respaldos de Foro. Pero, sobre todo, de nuevos votantes y de antiguos abstencionistas", dice Rodríguez Buznego. Una hipótesis que corroboraría el argumento inicial: la derecha pasó de las urnas y la izquierda se pasó por ellas.

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