Diez años de prisión, 21 años de inhabilitación y 30.000 euros de multa. Esta es la pena que pide la Fiscalía de la Audiencia Nacional para el diplomático Marcos Vega Gómez (Mieres, 1961), por tres delitos continuados de malversación de caudales públicos, falsificación de documento oficial y prevaricación durante el período en el que estuvo destinado como embajador en Finlandia. El Ministerio Público actúa a instancias de una denuncia presentada por el canciller de la legación española en Helsinki, Ismael Medina, quien, según la versión de Vega, trata de vengarse de él por haber destapado previamente un fraude en la Embajada. Medina, tras el escándalo, fue trasladado a la Embajada en Kuala Lumpur (Malasia).

La Fiscalía sostiene en su escrito de acusación que el diplomático asturiano contrató de forma irregular en 2011 a dos mujeres, una de nacionalidad filipina y otra etíope, para el servicio doméstico de su residencia oficial en Helsinki. Vega habría pagado el desplazamiento de las asistentas desde sus países de origen hasta Finlandia con cargo a los fondos de la Embajada y sin autorización de Exteriores. Los viajes costaron 21.000 euros, una cantidad que debería de ser reintegrada por las empleadas domésticas, quienes, con conocimiento del propio diplomático, "carecían de permiso de residencia y de trabajo en Finlandia".

Siempre de acuerdo con las tesis de la fiscalía, Marcos Vega suscribió un acuerdo con las dos asistentas para que desarrollarán su labor por un sueldo de 800 euros al mes, a la espera de que Exteriores regularizara la situación. Sin embargo, cuando llegó la convocatoria oficial, el diplomático se desentendió de su obligación legal de no participar en el proceso de selección y adjudicó definitivamente y "de forma arbitraria"-según el fiscal- las plazas a las dos mujeres, a sabiendas de que no cumplían los requisitos.

El texto de la acusación añade que Vega remitió al Ministerio dos contratos de estas empleadas, en los que figuraban unos sueldos mensuales de 1.400 y de 1.200 euros, respectivamente, pese a que con ellas formalizó otros contratos alternativos por 800 euros y con unas condiciones de horarios y duración también desfavorables para las trabajadoras afectadas.

El fiscal sostiene que el diplomático pudo actuar de manera similar con un puesto de limpieza de la Embajada y que contrató a una tercera asistenta con el dinero que no pagaba a las otras.

La denuncia del canciller Medina contra estas prácticas llegó a Exteriores en el mes de octubre de 2011 y supuso el cese fulminante de Vega, que lleva imputado y sin destino desde entonces. El diplomático asturiano afirma que Medina actúa por venganza, después de que le descubriera diversas irregularidades, entre ellas una caja B, una cuenta opaca y asuntos tan pintorescos como que el cargo de jefe de seguridad de la Embajada en Finlandia recayese en el cocinero, que tenía las cámaras junto a los fogones.

Vega fue observador de la UE en Serbia, cónsul adjunto en Jerusalén y secretario de la Embajada en Marruecos. En 1999 estuvo en Moscú como consejero cultural y luego fue destinado a las embajadas en Libia y en Irak. Posteriormente, llegó a embajador en Yemen y Finlandia.