-¿Y la segunda?

-Le dije un día a Tarancón que en España tenía que existir un partido político que defendiese las posturas de la Iglesia.

-¿Qué le contestó?

-Que no. Tarancón dijo que no quería partidos democristianos porque el mundo avanzaba hacia la socialdemocracia. Lo cierto es que así ha sido porque desde el PP hasta Podemos son partidos socialdemócratas.

-¿Buscaban entonces los Tácitos el amparo de la Iglesia para lanzar un partido democristiano?

-Nunca. Procedíamos de la Asociación Católica de Propagandistas y lo que buscábamos era analizar y posicionarnos ante la situación política del momento un año y medio antes de la muerte de Franco.

-Usted rebaja el papel de Torcuato Fernández-Miranda como autor intelectual de la Transición. ¿Por qué?

-No, yo no quiero criticar labor de Torcuato Fernández-Miranda.

-Es que fue quien le llevó al Rey lo que el Rey le había pedido, es decir, Adolfo Suárez, ¿no?

-Exacto. Torcuato Fernández-Miranda tenía un gran deseo de que Adolfo Suárez fuese presidente del Gobierno.

-¿Con el objetivo de sucederle en la Presidencia tras las elecciones?

-No lo sé. Torcuato tuvo un gran papel en la reforma política y en la relación entre las viejas Cortes y el Consejo del Reino. Lo que sucede es que el borrador elaborado por él era de reforma política y nosotros lo modificamos porque no queríamos una ley de reforma política sino una ley que sirviese para la reforma política.

-Dice usted que Fernández-Miranda quería una democracia a medias durante cinco o seis años. ¿Cómo era eso?

-No. Lo que yo digo es que lo que Torcuato proponía era menos audaz que lo que propuso el Gobierno de Adolfo Suárez.

-¿Cómo fue el proceso que le llevó a dejar el Gobierno y abandonar UCD en 1979?

-Hablé con Suárez y le dejé claro que no compartía "el café para todos" de Manuel Clavero Arévalo que se había servido en el diseño de la organización territorial de España. Tampoco me gustaba ese Gobierno de centro-izquierda que giraba hacia la socialdemocracia. Le dije a Adolfo Suárez que nunca había sido socialdemócrata y que no lo iba a ser jamás.

-¿Cuándo empezó Adolfo Suárez a perder los papeles, en su opinión?

-A Suárez le hicieron la vida insoportable los traidores de UCD.

-¿Qué traidores?

-Fernández Ordóñez. Le dije a Suárez que no lo metiese en el Gobierno porque le traicionaría y acabaría en el PSOE. Abril Martorell era un voluntarioso que se creía que sabía de todo, pero no se enteraba de qué iba la política. Armaba a Suárez unos líos monumentales. A Suárez le echaron los mismos compañeros de UCD que no se daban cuenta de que el tirón y los votos los tenía Adolfo Suárez.

-¡Qué poca habilidad para elegir a los colaboradores!

-Suárez quería tener a todos contentos.

-Como militar, ¿cree que el 23-F de 1981 ha enterrado el golpismo de nuestras Fuerzas Armadas?

-El Ejército nunca fue golpista y sólo planteó en algunas ocasiones sus puntos de vista de forma discreta. Lo del 23-F fue una locura de Miláns del Bosch y de Tejero, y así terminó.

-¡Pero Tejero logró convencer a un buen grupo de guardias civiles para que entrasen en el Congreso!

-Tejero siempre fue un personaje muy especial al que tuvimos que echar de su destino en San Sebastián para mandarlo a Málaga. Nunca dejó de dar problemas porque tenía unas ideas muy elementales.

-¿Qué ideas?

-Creía que en España hacía falta que gobernase una dictadura militar que ejerciese con rigor y fuerza la defensa de la bandera y de la patria. Cuando Tejero entró en el Congreso, Fraga pensó que entraban unos terroristas disfrazados de guardias civiles. Sólo había que fijarse en el bigote para saber que el que entraba era Tejero.

-Señor Osorio, usted que es de los pocos españoles que presumen de ser de derechas, ¿por qué no ha fraguado en AP ni en el PP?

-Porque no tengo ambiciones personales. Ni me gusta el poder por el poder. He sido abogado del Estado y alto cargo de una empresa.

-¿Cómo lleva la jubilación?

-Con paciencia y mucha naturalidad. Sólo le pido a Dios que me lleve cuando quiera.

-¿Teme usted a la muerte?

-En absoluto. La muerte es algo natural que a todos nos va a tocar. En lo que debe de pensar un hombre a partir de los 75 años es en comer bien, pero poco, dormir todo lo que pueda, ir al baño con facilidad y hablar mucho con Dios.

-¿De quién se siente hoy usted más cerca de Rajoy o de Aznar?

-Aznar no me merece la menor de las confianzas porque lo único que ama con extraordinario cariño es el poder. Rajoy es más moderado, aunque no deja de ser un socialdemócrata y lo demuestra cuando promete una cosa y luego hace otra. A Rajoy siempre le he votado, a Aznar nunca.

-¿Cómo es eso?

-He ido a votar pero he borrado el nombre de Aznar como manifestación de mis discrepancias con él. El voto fue por tanto nulo. Aznar dice que no es de derechas, sino azañista, y yo creo que ni es de derechas ni azañista.

-La socialdemocracia es para usted la madre de casi todos los males. ¿Verdad?

-Hay una socialdemocracia auténtica, la alemana, que se convirtió en lo contrario del comunismo, que no rechazo. Lo que no entiendo es esa socialdemocracia que es una versión edulcorada del comunismo. Hoy en día hay tanta mezcla en la socialdemocracia que no se puede entender. Yo comparto el derecho a la igualdad de oportunidades, defiendo la enseñanza de calidad para todos y que exista un salario justo. Veo a Rajoy de centro-derecha y un poco de izquierdas, pero en el fondo lo que veo es que lo que quieren los políticos es mandar sin importarles la ideología que defienden.

-¿Qué necesita la derecha española para comparecer a cara descubierta y sin complejos?

-Decir de una vez por todas que uno es de derechas sin importarle lo que le vayan a decir y defender los ideales de la derecha que, por cierto, nada tienen que ver con el franquismo. Si hablamos de franquismo, podemos recordar a tantos antepasados de gente del PSOE que fueron franquistas?

-¿De qué se arrepiente de la Transición que usted protagonizó?

-Yo luché con uñas y dientes por una ley Electoral en la que las listas no las confeccionasen las oligarquías de los partidos, para que fueran hechas por los militantes. Como vemos, seguimos dominados por el dedo de los que mandan en los partidos. También me arrepiento de haber tragado con el "café para todos".

- ¿Está en ese "café para todos" el origen del descontento de vascos y, sobre todo, de catalanes?

-Son dos problemas diferentes. El PNV es un partido pelmazo al que, sin embargo, hay que reconocerle los derechos históricos del País Vasco que se garantizan en la Constitución. Están esos derechos históricos, antiguos y verdaderos, y luego otros inventados por Sabino Arana.

-¿Qué pasa con Cataluña?

-Cataluña nunca ha tenido derechos históricos. Ha sido una región de España que fue primero parte del Reino de Aragón. Los políticos catalanes se han inventado una historia irreal, olvidando que Cataluña ha sido una de las regiones más protegidas de España por el Gobierno central.

-¿Por qué entonces ha cobrado tanta fuerza el sector independentista catalán?

-Porque ha calado la idea de que la independencia sería buena, pero se han olvidado de que Cataluña estuvo veinte años separada de España y tuvo que volver a reintegrarse en el país porque no podía aguantar a los franceses. La mayor parte de los políticos catalanes ha enloquecido, espero que reaccionen y vuelvan a la sensatez.

-¿Por qué cree usted que la corrupción ha aflorado tanto entre los políticos de nuestra joven democracia?

-La corrupción es lo que más daño ha hecho a la democracia, pero yo creo que corruptos no son sólo los políticos. También lo son los empresarios que ofrecen fortunas a cambio de favores.

-¿No es tan corrupto el que da como el que coge?

- Sí, pero lo que han hecho los políticos son corruptelas. El dinero se repartía entre muchos, mientras que los grandes empresarios se han forrado sin poner límites y tocando todas las puertas en sus ansias de sobornar.

-Tocaron hasta la Zarzuela, ¿ha lamentado usted que la imagen del Rey Juan Carlos I se haya deteriorado muy seriamente?

-El Rey ha sido un gran Rey a pesar de sus errores. El Rey evitó en 1975 que hubiese otra guerra civil en España al apostar por la concordia del país. Si hubiese habido otra guerra civil en aquel momento, hubiésemos ganado los mismos porque Estados Unidos no iba a permitir que los rojos se quedasen con España.

-¿Qué le preocupa más el movimiento independentista catalán o Podemos?

-El independentismo catalán. Podemos participa en un sistema democrático tratando de alcanzar su cuota de poder. El independentismo no es democrático. Que conste que yo no soy de Podemos.

-¿Ve usted a Ciudadanos como el Podemos de la derecha?

-No sé lo que es exactamente Ciudadanos. ¿Es socialdemócrata o está un poco más a la derecha? La verdad es que me gustan algunas cosas que propone Albert Rivera, que es un hombre que expone muy bien sus tesis, es claro y se le entiende bien.