Mucho más relajados y sonrientes que el martes, Mario Castrillón y José Miguel Álvarez leían ayer por enésima vez los apuntes de Física, antes de entrar a su quinto examen de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), perteneciente a la fase específica, que es voluntaria y está pensada para los alumnos que quieren subir con vistas a entrar en una carrera con nota de corte. "Está siendo más fácil de lo creíamos", señalaban en un pasillo de la Facultad de Economía y Empresa estos alumnos del IES Alfonso II de Oviedo, que buscan plaza en alguna de las ingenierías impartidas en el campus de Gijón.

Ese alivio era ayer compartido por casi todos los estudiantes durante la segunda jornada de la selectividad, que concluye hoy con los últimos ejercicios de la fase específica, en la que apenas participa la mitad de los casi 3.900 inscritos. "Estamos mucho más tranquilos, ha ido mucho mejor de lo que pensábamos", comentaban Cristina Prada, Pilar Sánchez y Francisco Dueñas, todos del colegio San Ignacio de la capital regional. Ellas pretenden matricularse en Arquitectura en alguna universidad de otra región y él, en Ingeniería Industrial. "No es tan fiero el león como lo pintan", remataban.

La menor participación en la fase específica redujo notablemente el aforo en las aulas de las diferentes sedes que acogen la PAU, repartidas por Oviedo (facultades de Economía y Empresa, Derecho y Química), Gijón (Escuela Politécnica de Ingeniería y Marina Civil), Avilés, Mieres, Ribadesella, Tapia de Casariego y Cangas del Narcea. "Ahora toca pensar en las vacaciones de verano después de un curso que ha sido muy duro. Y, en septiembre, volver por aquí", señalaba el langreano Luis Suárez, interesado en cursar Administración y Dirección de Empresas (ADE), con una sonrisa y la mochila a la espalda, tras la realizar su último examen. El mal trago, para casi todos, está superado.