Francisco Rodríguez, presidente de Industrias Lácteas Asturianas Ilas-Reny Picot, el grupo lácteo español con mayor presencia mundial, es desde ayer doctor honoris causa de la Universidad de Oviedo. Es el reconocimiento al apoyo y el respaldo que este empresario asturiano brinda a la institución académica desde hace años. Una labor con la que ayer se comprometió aún más, a la vez que reclamó un mayor hermanamiento en la región porque, según afirmó en su discurso, "en una empresa moderna que lo sea de verdad, la Universidad debe estar presente". Un guiño al esfuerzo que es necesario hacer para impulsar la incorporación de los jóvenes al mundo laboral y evitar la fuga de talento.

Emocionado y nervioso, Francisco Rodríguez entró en la antigua biblioteca de la Universidad de Oviedo acompañado, primero, del decano de Química, José Manuel Colinas, y después de su padrino, Mario Díaz Fernández, catedrático de Ingeniería Química y Tecnología del Medio Ambiente. Más de 300 personas presenciaban el acto, repartidas entre el escenario principal del acto, el Aula Magna y el Aula Escalonada.

El padrino, Mario Díaz, fue el primero en intervenir, como responsable de la "laudatio del doctorando". Es decir, el discurso con el que tenía que defender la investidura de Francisco Rodríguez. Y ofreció varias razones, como que lleva "más de cuarenta años innovando en la aplicación de la tecnología". Pero tras resumir el esfuerzo de su apadrinado en su vida empresarial y la colaboración con la Universidad, Díaz resumió los motivos del nombramiento en una frase: "las contribuciones excelentes realizadas por el doctorando en el ámbito de la 'Estrategia y Desarrollo en la Industria Alimentaria', señalando la importancia de promover los sectores industriales y de procesos, desde el análisis de las necesidades hasta la innovación, la tecnología y el producto".

Llegó entonces el momento de la imposición de los atributos. Primero, la entrega del diploma, después, del virrete azul, a continuación, el "Libro de la Ciencia y la Sabiduría", el anillo con el sello y, por último, los guantes blancos símbolo de la altísima dignidad del nuevo doctorando.

Y llegó entonces el momento de que Francisco Rodríguez, Paco, se dirigiese a los asistentes. Lo hizo sereno, agradeciendo el emotivo momento que vivía y dando la primera lección: "la ilusión y los sueños son los grandes motores del ser humano". Los que a él mismo le llevaron, cuando tenía 20 años en Anleo (Navia), a iniciar su vida empresarial.

El presidente de Ilas defendió la libertad de poder elegir, y sobre todo de los jóvenes a la hora de apostar por su futuro, "porque el destino del hombre no está escrito". Pero defendió la implicación que la sociedad en su conjunto debe tener en la educación y en la búsqueda de soluciones para evitar la fuga de talento. Y para eso es fundamental estrechar lazos entre la Universidad y la empresa: "(...) es preciso acabar para siempre con la tradicional propensión al desdén, al menosprecio mutuo, entre el mundo académico y el mundo empresarial".

Francisco Rodríguez defendió la experiencia en la empresa, aunque añadió que "los empresarios tenemos tendencia a sobrevalorarla", porque se puede plantear "el peligro de andar por la vida sin percatarnos de la rapidez con que cambiar las cosas". Y ésta es otra de las razones por las que defendió el hermanamiento con la Universidad, "para que nos aporte dos cosas: formación de las gentes y juventud de esas mismas gentes. Lo que quiere decir luz y ojos prestos a ver lo nuevo que hay por el mundo".

El veterano empresario asturiano utilizó un símil con sus quesos para explicar las razones por las que las empresas necesitan a la Universidad, sus conocimientos y sus investigaciones para poder avanzar. Y por eso mismo, añadió, "me propongo predicar con el ejemplo. Me gustaría estrechar mucho más los lazos que existen entre la Universidad de Oviedo y la compañía que en estos momentos represento. Nos hacen falta cerebros jóvenes".

Una vez certificado su compromiso con la institución educativa, Francisco Rodríguez quiso finalizar su discurso con un recuerdo para las personas y amigos con las que de una manera u otra compartió camino a lo largo de todos estos años y compartieron tiempo, enseñanzas y experiencias. Fernando Arias, de Mantequerías Arias; Jesús Sáenz de Miera, fundador y primer presidente de Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa) y Central Lechera Asturiana (Clas), fallecido en 2012; Ramiro Mon, que durante muchos años presidió la Agrupación Provincial de Industrias Lácteas de Asturias; Manuel Suárez, "el rey de la uralita en México", que dotó a su pueblo de Navia de un excelente instituto laboral que abrió sus puertas a comienzos de las década de los sesenta y que dirigió Domingo Alonso hasta que se cerró. Una mención que aprovechó para criticar que en el mundo agrario asturiano "no hay renovación" generacional.

Francisco Rodríguez se dirigió luego al rector, Vicente Gotor, para señalar que su nombramiento como doctor honoris causa de la Universidad de Oviedo es "el símbolo de una nueva e imperativa hermandad entre los dos mundos: académico y empresarial", y comprometerse a "echar mano de la mejor sensibilidad y recoger el testigo".

Gotor, en su discurso de cierre, aseguró que la Universidad ha encontrado en el presidente de Ilas "un perfecto aliado y el mejor embajador que podíamos desear ante el sector empresarial". Incidió en que esta institución académica debe optar "por un modelo competitivo en el ámbito internacional, que capacite a nuestros titulados para ejercer su profesión en cualquier lugar del mundo; un modelo que impulse la retención y captación de talento".

El Rector indicó que uno de los objetivos es "conseguir que la sociedad vea a la Universidad como un valor en alza", con "la innovación entre sus señas de identidad", y con la "internacionalización como elemento transversal", para así "convertirse en motor activo de transformación del tejido productivo" de Asturias.

Joaquín Pixán puso la nota asturiana con una pieza compuesta junto a Ramoneda "ex profeso" para la ocasión, que se clausuró con la interpretación del "Laudeamus" por el coro de la Universidad.