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Materia gris | Los talentos de la Universidad de Oviedo

Pablo Rodríguez: "El parón de las spin-off se debe a los grandes recortes en ciencia"

El químico, experto en diluciones isotópicas, cree que "la investigación no debe vivir de espaldas a la sociedad"

Pablo Rodríguez, en la Facultad de Química. MIKI LÓPEZ

Pablo Rodríguez mide lo que no se puede ver. Este químico forma parte de un equipo dedicado a desarrollar métodos de dilución isotópica, que se basan en estudiar sustancias mediante el uso de análogos con un número alterado de isótopos (átomos de un mismo elemento, cuyos núcleos tienen una cantidad diferente de neutrones) para determinar su cantidad en una determinada muestra mediante la espectrometría de masas, una técnica que exige el uso de potentes máquinas. Estos procedimientos tienen múltiples aplicaciones en los campos sanitario, medioambiental, alimentario... como conocer la cantidad de creatinina en pacientes con fallo renal o la de mercurio en un organismo. "Trabajamos en un campo con unas posibilidades de desarrollo enorme", sostiene el científico, que es cofundador de ISC-Science, una de las pocas empresas vinculadas a la Universidad en Asturias. "El parón que ha experimentado el modelo de las spin-off se debe, en buena medida, a los constantes recortes en investigación que sufre la región y el país", apunta.

Tras obtener la licenciatura, Rodríguez disfrutó de una estancia de once meses en la Universidad Técnica de Viena, donde se empapó de conocimientos para preparar su tesis, codirigida por Alfredo Sanz Medel e Ignacio García Alonso. "Tuve la suerte de contar con dos figuras como ellos", dice el químico, que volvió a hacer las maletas nada más lograr el doctorado para pasar tres años en Pau (Francia), su última aventura en el extranjero antes de regresar definitivamente a casa en 2008 con una beca del programa nacional "Juan de la Cierva" bajo el brazo. Sus méritos le hicieron valedor, poco después, de un contrato "Ramón y Cajal", que le ha dado derecho a compaginar la investigación con la docencia durante el último lustro. Ahora, está a punto de lograr la vinculación indefinida con la institución académica de la región.

Esta intensa trayectoria científica justifica que Rodríguez se enrolase hace tiempo en el grupo de Isótopos Estables Enriquecidos, dirigido por García Alonso y dedicado, entre otros asuntos, al desarrollo de técnicas de dilución isotópica. "Para entender lo que hacemos siempre cito al danés que, en el siglo XIX, quiso saber cuántos peces había en un fiordo. Como era imposible sacarlos a todos, marcó a unos cuantos. Meses después, sacó varios del agua y comparó la relación entre los marcados y los que estaban sin marcar. Así, pudo fácilmente conocer el número total", explica, con el tono didáctico que emplea para sus clases en la Facultad de Química. "Nosotros no trabajamos con peces, sino con marcadores isotópicos en moléculas y elementos. Así podemos averiguar la cantidad de una determinada sustancia en una muestra, mediante el uso de la espectrometría de masas", remata.

Esta técnica tiene múltiples aplicaciones prácticas. "Se trata del método metrológico o de medición más fiable y seguro que existe", asegura Rodríguez. "Estos métodos se utilizan para producir materiales de referencia certificados, procedimientos para mejorar al máximo la calidad de las mediciones", añade. Prueba de ello es una reciente colaboración del grupo con los miembros del servicio de Bioquímica Clínica del Hospital Central Universitario de Asturias (HUCA). "Hemos desarrollado un método que permite medir la cantidad de creatinina, un indicador de posible fallo renal, sin que interfiera la bilirrubina, propia de los pacientes con problemas hepáticos. Así hemos demostrado que el HUCA seguía un procedimiento correcto, algo que no se sabía antes", comenta el especialista.

En paralelo, el equipo de Rodríguez desarrolla una colaboración con el Instituto Oftalmológico Fernández Vega para mejorar la medición de varias proteínas empleadas como biomarcadores del glaucoma, una enfermedad de los ojos que se caracteriza por el aumento patológico de la presión intraocular. Y también apoya al Instituto Oncológico del Principado de Asturias (IUOPA) en asuntos relacionados con la comprensión del avance del cáncer de próstata.

"El trabajo de un químico analítico es desarrollar métodos. Pero, a menudo, cometemos el error de quedarnos ahí. Nosotros queremos dar un paso más y buscamos cómo aplicar nuestros desarrollos", señala Rodríguez. Un ejemplo es el procedimiento que su equipo acaba de poner en marcha para medir la cantidad de las tres especies de mercurio en los organismos (metilmercurio -altamente contaminante y que se suele adquirir por consumir determinados tipos de pescado-, mercurio inorgánico y etilmercurio -incluido en algunas vacunas-). "De esta forma, podemos saber no sólo cuanta cantidad de cada tipo de mercurio tiene una persona en su cuerpo, a través de una muestra de sangre, orina o pelo, sino también llegar a conocer la fuente de contaminación", destaca.

Los trabajos de Rodríguez no se quedan puertas adentro del laboratorio. Hace casi una década fundó la empresa ISC, junto a García Alonso y otros tres doctores del departamento, una de las primeras 0 de la Universidad de Oviedo, dedicada a explotar los resultados de sus investigaciones y a impartir formación entre técnicos sobre los métodos que desarrollan, a la vanguardia mundial. "Este tipo de transferencia del conocimiento es fundamental", señala el joven profesor. Además, es coautor del único libro sobre dilución isotópica que se ha escrito en inglés en todo el mundo. "Creo en una ciencia que no da la espalda a la sociedad, sino que la mira", concluye este especialista en sacar enormes rendimientos a elementos microscópicos.

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