Apelaciones al diálogo y al consenso, pero pullazos o abiertos enfrentamientos entre los tres aspirantes a la presidencia regional. Así se puede resumir, a grandes rasgos, la primera jornada de la elección del presidente asturiano, que se vivió ayer en la Junta General del Principado con los discursos de los tres aspirantes a formar gobierno, Javier Fernández (PSOE), Mercedes Fernández (PP) y Emilio León (Podemos). La sesión continuará hoy, con las valoraciones de los grupos de la Cámara y la primera votación, de la que surgirán los dos candidatos que pasarán a la segunda vuelta, ya el viernes, donde será elegido (si no hay empates) el que obtenga mayoría simple.

Javier Fernández, presidente en funciones y favorito para la reelección, arrancó su discurso apelando al diálogo y al consenso para garantizar la gobernabilidad en un Parlamento muy fragmentado, y alertó contra los "soliloquios" que pueden hacer que la pluralidad acabe siendo "yerma". Sin embargo, ya desde el minuto uno lanzó dardos contra sus dos oponentes, y sobre todo contra Podemos, a cuyos diputados les afeó, en un discurso que fue ganando dureza, su "soberbia", y a los que acusó de haber hecho de la política "un circo" y de haber "calumniado" al PSOE.

El candidato socialista se mostró convencido de la necesidad apostar por "un tiempo nuevo" que "sólo puede liderar con garantías un gobierno de izquierdas que no se avergüence de serlo", pero insistió en que "en esa dirección de progreso no caminan quienes se otorgan la potestad de distribuir certificados de moral pública, quienes imbuidos de prepotencia emiten veredictos sobre la dignidad e indignidad de los demás, quienes apuran cada minuto como oportunidad para la propaganda". Y ya al final sirvió la enmienda a la totalidad a la formación de Pablo Iglesias, a la que culpó de que no haya un pacto de izquierdas "al que no renuncio": "Un acuerdo político requiere diálogo, ánimo de cooperación y entendimiento, nunca se forja sobre la prepotencia, la injuria y el desprecio", dijo. "Los diputados de Podemos han convertido sus primeros días en la Junta General en un espectáculo continuo de soberbia", han hecho de la política "un circo".

Frente a este discurso, el candidato de Podemos, Emilio León, habló de forma más contenida. "No venimos a acabar con todo, porque hay cosas que están bien. Venimos a que las cosas se hagan mejor", dijo, en tono conciliador, aunque advirtió a los diputados de que se van a tener que acostumbrar a otra forma de estar en el Parlamento asturiano: "Los protagonistas de la política han cambiado, señorías. Van a tener que acostumbrarse a vernos por los pasillos de la Junta con distintas organizaciones sociales, porque ésta es también su casa. Van a tener que acostumbrarse a cruzarse con gente que no les debe favores ni pleitesía" porque "ese cambio es inevitable, la gente no va a permitir que las instituciones vuelvan a ponerse de espaldas a la ciudadanía". Para remarcar ese discurso, León preñó de frases de distintos ciudadanos de a pie su intervención, y volvió a la carga con las críticas a la gestión del PSOE, aunque sin citarlo expresamente, ya que gran parte de su discurso se dirigió a los diputados de IU, en un intento de animarles (probablemente en balde, ya que han decidido abstenerse) a que le den su voto. Dedicó buena parte de su discurso a criticar la corrupción y a afear a los diputados que no hayan aceptado una rebaja de sueldos, y sobre los socialistas, el candidato de Podemos fue claró: "No estamos aquí para reflotar el Titanic", sino para impulsar "un gobierno de la gente", luchar "contra el pozo corrupción" y anteponer los intereses "de los ciudadanos a los de los banqueros". Un gobierno de cambio, dijo León, "incompatible con sostener a los viejos partidos que se niegan a hacer un giro en sus políticas". Escenificado el desencuentro entre los dos principales grupos parlamentarios de izquierda, Mercedes Fernández, candidata del PP, centró su intervención en hacer una dura crítica a los gobiernos socialistas que han marcado a Asturias durante tres décadas, dirigéndose, sobre todo, a la bancada conservadora, Foro y Ciudadanos, con el ánimo de animarles a que le den su voto, a que "no se conformen" con "el automatismo" de que Javier Fernández vuelva a ser presidente. Mercedes Fernández le hizo guiños a la "nueva política", planteó medidas de regeneración cercanas a algunas propuestas de Podemos, e intentó desmarcarse de las etiquetas de izquierda y derecha, asegurando que cualquier medida será bienvenida "si sirve al interés general". Las mayores cargas de profundidad, sin embargo, se dirigieron al Gobierno de Javier Fernández, al que culpó de todos los males de la región. Mercedes Fernández se refirió, como de pasada, a la investigación sobre la ampliación del puerto de El Musel, asegurando que "no pinta nada bien", que los tribunales deben depurar responsabilidades y que "a nosotros, que nos registren".

El candidato del PSOE tampoco ahorró críticas al PP, aunque en un tono menor que las dedicadas a Podemos. Javier Fernández acusó a los populares encarnar "la camisa vieja del neoliberalismo", una derecha "que asegura que le ha faltado piel ante el sufrimiento de los ciudadanos, cuando debería asumir que le ha sobrado cara para descargar sobre ellos el coste de la crisis". "No deseo para Asturias el Norte que señalan Mariano Rajoy y los ejecutivos autonómicos del PP", que son portadores, aseguró, de "una austeridad abrasiva".

Y así, hablando cada uno para su público y sin trazas de entendimiento, concluyó la primera jornada de la investidura.