"Para mí, si no hay al menos un 50% no es una buena rebaja", dice Carmen Rojo, antes dependienta en una tienda de ropa, ahora parada. Y, como ella, son muchos los consumidores que exigen grandes descuentos para los descuentos que comenzaron ayer y que se ya dejan en notar en comercios como los del centro de Gijón, que ayer recibieron cientos de clientes. En la mayor ciudad asturiana, la calle Corrida o la calle de Los Moros estuvieron concurridas durante las primeras horas de la mañana gracias a los compradores más impacientes.

Ángeles Martínez, ya jubilada, cuenta que sale de rebajas "a ojear". "Pero compro sólo la ropa que me resulta necesaria, aunque siempre buscando que sea de buena calidad. Lo último es lo mejor que hay, aunque no encuentre talla", afirma esta gijonesa. Y precisamente para no quedarse sin tallas son muchos los que aprovechan a comprar el primer día, como Isabel Álvarez, ama de casa y madre de una hija de cuatro años. "Vengo el primer día para no quedarme sin tallas en la ropa de mi niña", explica.

Los jóvenes prefieren llevarse una mayor cantidad de prendas con un menor coste, como María Castañón. Esta universitaria dice que, aunque no tiene pensado gastar mucho dinero, espera "poder comprar muchas cosas". Su madre, Cristina Aguilar-Galindo, trabajadora social, prefiere esperar a las últimas oportunidades "porque todo está más rebajado y puedo comprar más". Los comerciantes de Gijón se muestran optimistas con las ventas de este año, en las que esperan tener más afluencia que en ediciones anteriores. Abigail Sánchez, dependienta de una zapatería, comenta que "las rebajas han comenzado muy bien y con mucha gente gracias a que hemos rebajado aún más los precios", motivo por el que han tenido que ampliar horarios y doblar turnos de trabajo.