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Cambio de rumbo en la estructura sectorial

El final de la crisis deja en Asturias el embrión de un nuevo sistema productivo

La industria tecnológica y los servicios de apoyo a las empresas ganan fuerza en la economía regional

El final de la crisis deja en Asturias el embrión de un nuevo sistema productivo

Siete años de crisis se han llevado por delante buena parte de la riqueza y del trabajo de Asturias: el 9,4% del producto interior bruto (PIB) y el 16% de los empleos. Joaquín Lorences, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico, se pregunta en su último trabajo de investigación cuál ha sido también "el impacto sobre el tejido productivo, sobre las empresas", y las respuestas que ha obtenido muestran de nuevo el fantástico poder destructor de la Gran Recesión, que ha derribado el 13% de los negocios asturianos desde 2008, con efectos singularmente demoledores en la industria y en la construcción.

Pero tales indagaciones sugieren también que, en medio de tanta ruina, hay actividades que emergen en España y en Asturias y parecen conformar el embrión de un nuevo modelo productivo que no ha sido cincelado por la planificación de los gobiernos sino por las fuerzas del mercado y por la iniciativa de los emprendedores. Esos sectores en los que se observa un crecimiento de apariencia robusta son principalmente los ligados a la tecnología y a los servicios de apoyo a las empresas, considerados esenciales para un desarrollo que se fundamente en el conocimiento, el afán de las economías más prósperas.

Lorences ha explorado el Directorio Central de Empresas, base de datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre el número de negocios, su distribución por ramas de actividad y su empleo. A partir de esa información, el análisis del catedrático aporta consideraciones como las que se explican a continuación:

Todos pierden. Todas las regiones han sufrido caídas severas del número de empresas que no se han visto compensadas por la aparición de otras nuevas. Aragón y Murcia presentan el peor balance agregado, con retrocesos que superan el 16%. Madrid, que es también la comunidad con menores daños en el empleo y en el PIB, aparece como el territorio donde el tejido productivo sufrió un recorte menos drástico (-8,2%). Asturias ocupa una posición intermedia. Habiendo sido la región que soportó una mutilación mayor en el valor de su producción (-9,4%), el recorte en el número de empresas ha sido del 13%.

El epicentro. La desagregación por sectores que utiliza Lorences deja ver que la destrucción empresarial tuvo su epicentro en las actividades "que configuraban el núcleo del sistema productivo antes de la crisis". Asturias, como España, ha perdido sobre todo tejido en la construcción y en el comercio. El 45% de las 8.014 empresas que perdió la región corresponden a la construcción y el 25% eran negocios comerciales. Detrás del primer dato está el estallido de la burbuja inmobiliaria y el hundimiento de la obra pública; el segundo se explica por la depresión del consumo, ligada a su vez al aumento explosivo del paro. La industria ocupa el tercer lugar, con el 10% de los cierres. Asturias presenta uno de los peores resultados en hostelería, con la extinción de una de cada diez empresas.

Los emergentes. España, y también Asturias, han perdido empresas en la mayoría de las ramas productivas que describe el INE. Pero el trabajo de Lorences identifica un conjunto de actividades donde se registran crecimientos en Asturias y en una mayoría de regiones, un primer indicador, considera el catedrático, de que se está ante una tendencia "robusta" y presumiblemente ante negocios que también lo son en la medida en que han aparecido en "las peores condiciones posibles", en el contexto de la mayor crisis económica en setenta años. Tales crecimientos se concentran principalmente en la industria transformadora de media-alta tecnología y en los servicios de apoyo a las empresas, incluidos algunos de los llamados servicios avanzados. Son ámbitos en los que Asturias, con un industria anclada en las producciones de bajo contenido tecnológico (las de bienes intermedios, como el acero), ha tenido y tiene aún un retraso respecto al conjunto de España y a sus territorios más dinámicas.

¿Cuáles son esas actividades emergentes? El autor ha identificado aumentos del número de empresas con asalariados en 13 ramas industriales consideradas de media-alta y alta tecnología, según la clasificación de la OCDE, y en más de veinte especialidades de los servicios.

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