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SORAYA CALVO GONZÁLEZ | Pedagoga, sexóloga e investigadora de la Universidad de Oviedo

"Cualquier difusión de contenido erótico propio que no se autorice es un abuso"

"Abogo por comprender y no juzgar el modo en el que los adolescentes se relacionan con las redes sociales"

Soraya Calvo, ayer, en Avilés, tras su ponencia. RICARDO SOLÍS

La sexóloga Soraya Calvo conoce bien los peligros y las virtudes de las redes sociales en las relaciones de pareja. Ése fue ayer el tema de su ponencia en el curso de verano "Sexología: amores, identidades y educación sexual" de la Universidad de Oviedo. El uso de estas plataformas por parte de los adolescentes constituye un motivo de preocupación para los padres.

-¿Qué han supuesto las redes sociales en las relaciones personales?

-Las redes sociales han cambiado los marcos de comunicación entre las personas y han traído nuevos canales y estrategias comunicativas: emoticonos, imágenes... Además, los mensajes llegan de manera inmediata, sabemos si la otra persona nos lee, la hora de la última conexión... En este marco comunicacional si hablamos de relaciones emocionales, debemos sumar el hecho de que los sentimientos entran en juego, me refiero a la parte visceral y romántica de las personas. Todo esto genera conflictos. No son las redes sociales las que han cambiado nuestros sentimientos, antes ya sentíamos celos o inseguridades, pero son una herramienta con la que accedemos a una información que antes era privada.

-¿Y específicamente cómo han afectado a los jóvenes?

-El mayor problema es que siempre hablamos desde la perspectiva de los adultos, para los que todo esto es nuevo, pero los adolescentes ya están acostumbrados a este nuevo marco comunicacional, es el que conocen. Para ellos esta interacción directa y violenta, en término de espacio y tiempo, es algo habitual. Los adultos hacemos juicios de valor, cuando deberíamos preocuparnos por entender qué sienten los adolescentes y cómo les afecta esta manera de comunicarse, en vez de intentar prohibir algo que para ellos es normal. Yo abogo por comprender y no por juzgar.

-¿Pero no pierden las nuevas generaciones su intimidad?

-Los conceptos van cambiando, no sólo por la aparición de redes sociales, sino por el avance de la sociedad. No es lo mismo la idea de matrimonio que tenemos ahora que la de hace veinte años, ni tenemos asociada siquiera la idea de pareja exclusivamente a hombre y mujer. De la misma manera, ha cambiado el concepto de intimidad, se ha deconstruido, y tenemos que empezar a entenderlo mejor. Yo creo que la intimidad no va a desaparecer, porque también es íntimo lo que piensas, pero cosas como con quién te relacionas o sales, que antes considerábamos parte de la vida privada, ahora se exponen en los nuevos escenarios públicos.

-¿No es peligrosa tanta exposición pública?

-Lo que es necesario para evitar ese peligro es la alfabetización digital crítica. Los jóvenes deben ser capaces de entender los nuevos medios de comunicación, ser críticos con ellos y saber que detrás hay empresas con intereses ante los que los usuarios somos mercado a fin de cuentas. Yo trabajo desde una perspectiva pedagógica llamada educomunicación, una teoría que trabaja para que las personas puedan emponderarse a la hora de utilizar los medios y hacer un uso seguro y constructivo de las nuevas plataformas comunicativas.

-¿De quién es la responsabilidad de educar sobre este tema?

-Es una labor de los centros educativos, pero también de las familias y, por supuesto, del Estado, de todos los agentes sociales, incluidos los medios de comunicación.

-¿Qué deben hacer los padres?

-Los padres deben explicar a sus hijos lo malo de internet y no controlar lo que buscan o en qué redes entran. Podrían utilizar programas de control parental, pero para mí es un error porque intentar prohibir, al final, genera una desconfianza entre padres e hijos. La mayoría de los jóvenes acude a internet como primera fuente para solucionar dudas sobre sexualidad, y el problema es que encuentran mucha información sin base, contenidos que perpetúan los estereotipos. De hecho, hay muchísimas páginas de prensa femenina con contenido altamente machista que no ayuda a comprender las relaciones. El papel de los padres aquí es acceder a esa información antes para saber qué hay y explicarles de antemano lo que van a encontrar. Yo les recomendaría navegar con sus hijos desde pequeños para que aprendan a hacer búsquedas de rigor en la web.

-¿Qué papel desempeñan las redes en el aumento de violencia de género en adolescentes?-

-No creo que las redes sean la causa. Lo que sí han hecho es que estos casos sean más visibles. Sí es cierto que son una herramienta de control sobre la otra persona, sobre lo que hace, con quién está, con quién se relaciona... Pero el problema radica en cómo construimos nuestras relaciones, cómo gestionamos los celos y la posesión. Hay que enseñarles a hacerlo de manera respetuosa y no impositiva.

-Otro tema controvertido en adolescentes es el "sexting".

-Hablamos de "sexting" cuando se comparte de manera voluntaria contenido erótico o romántico con la persona que se desea. Si no es voluntario no es "sexting". Es una práctica muy común, no sólo en jóvenes sino también en adultos. Es una expresión de la emoción y de la erótica que ya existía antes de la web, las cartas íntimas, por ejemplo. Lo que hay ahora son nuevas herramientas digitales que a veces no se saben utilizar. Se habla siempre del "sexting" en negativo, y se vuelve a prohibir en vez de educar. No hay nada malo en practicar "sexting" seguro. Hay una serie de reglas que conviene seguir, como utilizar redes donde no quedan guardados los archivos que se comparten, no dar datos personales, no mostrar rasgos que nos identifiquen... Cualquier difusión de contenido erótico que no se autorice no es "sexting", es un abuso y una falta de respeto, que desafortunadamente es muy común.

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