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La gestión del percebe merece un "diez"

La pesca del crustáceo es viable gracias a la colaboración del Principado y las cofradías y pese al creciente furtivismo, según una tesis

Antonella Rivera. LNE

La gestión del percebe en Asturias es ejemplar. Ésa es la conclusión a la que llega una tesis doctoral leída recientemente en la Universidad de Oviedo, que sostiene que la pesca del crustáceo es sostenible en la región gracias al trabajo coordinado entre la dirección general de Pesca del Principado y las diferentes cofradías. La investigación realizada por la bióloga Antonella Rivera sostiene que, entre 2001 y 2011, el número de kilos de esta especie capturados al día "se mantuvo estable". El estudio tampoco aprecia variación alguna en los precios de venta, lo cual pone de manifiesto que la crisis económica no ha pasado factura al sector. "La clave está en que los pescadores no sólo se encargan de explotar el recurso marino, sino que además están comprometidos con su conservación", sostiene la especialista.

Esa cooperación entre la administración y las cofradías ya es vieja en Asturias. De hecho, el percebe fue la primera especie en responder a esta novedosa fórmula de trabajo, que empezó a funcionar en 1993. El director general de Pesca en funciones, Alberto Vizcaíno, explica que los cupos y las áreas de explotación del crustáceo son pactadas cada año con los pescadores. "Primero hacemos un informe técnico del estado de las piedras y luego concretamos con cada cofradía cuánto pueden pescar al día, en qué fechas y dónde", indica el dirigente autonómico.

A rasgos generales, el cupo se sitúa en los seis kilos diarios por profesional y la campaña se desarrolla del 1 de octubre al 1 de abril. No obstante, desde hace dos años, la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales ha levantado la veda durante el verano en ciertos tramos de la costa, con el objetivo de dar sustento a los trabajadores del sector. El proyecto, que se estrenó el pasado período estival en las zonas de Viavélez, Ortiguera y Puerto de Vega, se extiende en esta temporada al resto de planes del litoral occidental asturiano: Tapia de Casariego-Figueras, Luarca y Oviñana-Cudillero. Todos ellos han decidido sumarse a la iniciativa, dado los buenos resultados obtenidos el año pasado.

"Se trata de explotar aquellas piedras de difícil acceso durante el invierno por las malas condiciones de la mar. Lo normal es que sea un tipo de percebe muy crecido -en algunos casos, se lleva sin pescar hasta tres años- y que no tiene buena estética, pero que es aconsejable extraer para renovar la piedra y que así crezca materia de calidad", indica Vizcaíno, quien opina que nada de ello sería posible si no hubiera un compromiso por parte de los percebeiros. "Están convencidos de que trabajan con un recurso y que ese recurso hay que conservarlo. Cualquier error en la gestión repercute directamente en ellos", agrega.

El patrón mayor de la cofradía de pescadores de Cudillero, Salvador Fernández, ahonda en el trabajo coordinado que la Administración regional y los pescadores desarrollan con el percebe. "El Principado tiene un biólogo que es el que analiza el estado de las piedras y el que nos indica cuáles podemos explotar dentro de nuestra área de acción, que en nuestro caso abarca desde la playa del Aguilar, en Muros de Nalón, hasta Cudillero", comenta. Aparte de ese estudio que realiza el técnico, los profesionales del sector también se reúnen para determinar en qué zonas conviene pescar y por contra cuáles hay que vedar durante unos meses. "A finales de año, por ejemplo, acordamos pescar sólo diez o quince días antes de las Navidades para conseguir buenas capturas", precisa Fernández, también percebeiro.

Durante la campaña, además de los controles que hace el Principado, cada cofradía cuenta con un vigilante que se encarga de seguir a los profesionales en sus tareas diarias. "Cuando llegamos a puerto le tenemos que decir cuánto pescamos y dónde. Todas las piedras están controladas, ya que tienen hasta su propio nombre", asegura Fernández. Otra de las funciones del vigilante es frenar el furtivismo, aunque sin éxito.

Aumento del furtivismo

Según constatan los pescadores, las prácticas ilegales se han disparado estos dos últimos años en la región. "Cada vez lo hacen con más descaro y sin tener ningún tipo de miedo a las sanciones que les puede caer", protesta Fernández. Este profesional lamenta que el furtivismo tire por tierra el trabajo tan entregado que hacen otros por preservar la especie. Según los datos que aporta la Guardia Civil de la Comandancia de Oviedo, en lo que va de año se llevan incautados 130 kilos de percebes, la mayoría de ellos en julio y se concentran en la costa de Cudillero, Tapia y Castropol. A consecuencia de ello fueron detenidos nueve personas, acusadas de un delito de Protección de la fauna, la flora y animales domésticos.

De momento, las cifras se sitúan por debajo de las registradas el año pasado. El patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Cudillero, Salvador Fernández, asegura, sin embargo, que las prácticas ilegales son más numerosas de las contabilizadas. "130 kilos no es nada, sólo de Cudillero sacan cada año mucho más. Lo del furtivismo es algo tremendo", indica. Pese a todo ello, los pescadores autorizados para la pesca del percebe sacan un buen pellizco de las rocas marinas. Hasta el mes de junio, en toda Asturias, se extrajeron 16.411,44 kilos de crustáceo, lo que se traduce en un beneficio de 347.435,26 euros. 2014 cerró con una ganancia de más de un millón de euros.

La tesis de Antonella Rivera aporta otro dato interesante sobre la pesquería del percebe: las larvas viajan con el Nordeste. La bióloga explica que "el viento hace aflorar las corrientes que llevan nutrientes y transportan los crustáceos decenas de kilómetros hacia el Oeste durante un año normal y sólo unos pocos kilómetros hacia el Este durante un año sin el fenómeno, que en el Cantábrico sucede cuando sopla el Nordeste en verano y los percebes se reproducen y emiten las larvas". La influencia del viento es tan decisiva que, si sopla Nordeste de forma consistente, cuatro años después las capturas son mayores. Este descubrimiento permite predecir las fluctuaciones en las capturas de la especie.

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