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El ocaso del astro rey

Aréstegui, 22 años al frente del PP de Avilés, niega ser una estrella fugaz y tiene razón: va camino de explotar como una gigante blanca

La comparecencia de Joaquín Aréstegui ante los periodistas comenzó con el sonido de fondo de las campanadas del ángelus y terminó cuando el reloj del Ayuntamiento anunciaba las doce y media. Entre medias, el hombre todopoderoso del PP avilesino -22 años como presidente dan fe- trasegó dos botellines de agua, negó ser un corrupto y bromeó con símiles astronómicos. En concreto, llegado el momento de comentar cómo ha afectado a su entorno familiar el hecho de verle bajo la luz del foco de la investigación del "caso Pokémon" señaló que sus allegados están "muy fastidiados", pero que él tiene espalda ancha: "Yo no soy una estrella fugaz en esto de la política", dijo dando a entender que ya las ha visto de todos los colores.

Y lleva razón el líder de los populares avilesinos, no tiene vocación de estrella fugaz porque siempre fue el astro rey del partido. Y pobre de quien le eclipsara. Lo que ocurre es que, como tarde o temprano les pasa a todas las estrellas, acaban por convertirse en gigantes blancas, que son las estrellas que se han quedado sin hidrógeno que quemar y cuyo destino inexorable es estallar, lo que genera una supernova. Y luego, cuando la onda expansiva expande por el cosmos la materia sólo queda el vacío.

Comparanzas estelares al margen, la cuidada puesta en escena de Joaquín Aréstegui incluyó el arropamiento de cuatro personas de su confianza: la diputada Carmen Rodríguez Maniega, el exportavoz municipal Constantino Álvarez, la secretaria del grupo municipal y presidenta de Mujeres en Igualdad, Marta Fernández del Viso, y el concejal Alfonso Araujo. Junto a ellos, Aréstegui dio la cara vestido con una camisa blanca inmaculada; el color, dicen, que identifica la pureza.

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