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Los hosteleros intentan no cargar al cliente la subida de la sidra en los lagares

Sólo una veintena de bares de Gijón venden la botella a 20 céntimos más que antes

Un marea de escanciadores en la playa de Poniente, en Gijón. MARCOS LEÓN

Beber ahora seis culetes de sidra sale veinte céntimos más caro que hace una semana. Eso es lo que sucede en Gijón, donde más de una veintena de restaurantes ya venden la botella a 2,70 euros cuando hace unos días lo hacían a 2,50. Este incremento responde al encarecimiento en los lagares de la bebida regional. Algunos de los productores consultados por este periódico han aumentado en sesenta céntimos el precio de la caja de sidra -cinco céntimos cada botella- ante el constante aumento de los costes de producción. Se trata de la primera subida en seis años, que las sidrerías intentan contener como pueden para que no llegue al consumidor. De momento, sólo en Gijón se ha optado por incrementar el precio del culete, aunque los hosteleros del resto de la región no descartan seguir sus pasos antes de que finalice el año.

"La subida nos parece justificable: la sidra está cada vez más cara en los lagares, el IVA ha pasado del 18 al 21 por ciento y poner una botella de sidra conlleva tener a un camarero pendiente de una mesa", defiende Luis Barrero, responsable de la sidrería gijonesa Uría, que desde el jueves 30 de julio escancia por veinte céntimos más. La parrilla Villa Lucía es otro de los establecimientos que han decidido aplicar un plus al caldo regional. Su propietario, José María González, asegura que "ya no podíamos más". "Llega un momento en el que no se puede aguantar más. El público sólo verá que subimos el precio, pero detrás de la barra hay muchos gastos de personal", sostiene. "El cliente tiene que diferenciar entre una sidra de calidad, bien servida, y una mala. No es lo mismo que te pongan la sidra encima de la mesa y que te la tengas que echar tú mismo, a que te la escancien", agrega Luis Barrero.

No obstante, hay hosteleros de Gijón que están en contra de esta medida. Uno de ellos es Román Gutiez, de la sidrería Román, que opina que "no es el momento para encarecer la bebida regional". "No considero oportuno aumentar el precio en verano para aprovecharse de cuatro turistas. Eso es oportunismo. Si la subida la aplicasen a principios de año como hacen los cerveceros lo entendería, pero no ahora en pleno mes de agosto", protesta. García también cree que el incremento más que al visitante, castigará al "cliente de toda la vida".

Con la polémica servida en Gijón, los hosteleros de Oviedo no piensan, en cambio, "tocar" el caldo asturiano. Así lo asegura al menos el presidente de la asociación de hosteleros de Gascona, Francisco Colunga, que vende la botella a 2,50 euros. No obstante, ya hay voces partidarias de subir el precio, como es el caso de Severino Cueva, del bar Villaviciosa: "Si en Gijón lo están haciendo, habrá que estudiarlo", dice. También lo estudiarán los hosteleros de la plaza del Requejo de Mieres, donde la botella se sirve a sólo 2,40 euros.

Por su parte, los lagareros aseguran que la subida del precio de la caja de sidra era necesaria. "Soportamos la crisis, pero ya no podíamos seguir así", comenta Samuel Trabanco, que desde junio distribuye las doce botellas por cincuenta y cinco céntimos más que a principios de año. "Hemos llegado a un límite en el que ya no se podía trabajar. Todo subió: la electricidad, el combustible, la Seguridad Social, los impuestos... Y nosotros seguíamos vendiendo la sidra al mismo precio", concluye Julián Castañón.

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