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"La sidra está regalada"

El precio de la bebida no se ajusta a su calidad ni al trabajo que hay detrás de la barra, defienden los dueños de sidrerías

"La sidra está regalada". Lo afirma tajante Guti Rodríguez, responsable del restaurante La Ballera, en Villaviciosa. Este hostelero opina que el precio al que se vende el caldo asturiano no se corresponde en absoluto con su calidad. Un rápido repaso por la carta de precios de otras bebidas confirma su postura. Mientras que una cerveza o un refresco de 33 centilitros cuesta entre 2 y 2,20 euros, la botella de sidra, de 70 centilitros, se sirve en gran parte de la región a 2,40 o 2,50. Los números cantan por sí solos. "Además, una caña la consume una persona, pero de una botella de sidra pueden beber cuantos quieran, tienes que estar pendiente de servir culetes y ponerles pinchos para todos", señala Luis Barrero, al frente de la sidrería Uría, en Gijón.

Con todo, Roberto Torre, de Casa Flora (Mieres), cree que la sidra "está muy mal pagada". Y se explica: "Está poco valorada y somos nosotros, los asturianos, los que la estamos estropeando. Eso no pasa con el vino". De hecho, según cuenta Torre, los turistas "quedan flipando con lo barata que está la sidra e incluso dan tres euros por el servicio de escanciado". Guti Rodríguez pide al consumidor que valore la mano de obra que hay detrás de la barra.

Para muchos, la sidra "es la bebida más barata del mundo" en un momento en el que la crisis aprieta fuerte. Hasta ahora, los hosteleros no habían aplicado ningún tipo de ajuste, después aguantar el chaparrón más de cinco años. La mayoría sostiene que ni los 2,70 euros que ya se aplican en Gijón se ajusta a la realidad. Aun así, una parte de los hosteleros de la región son reacios a subir el precio de los culetes. "Al final se acabarán sumando todos. Yo por experiencia sé que en Gijón son siempre dos o tres sidrerías las que marcan la pauta y en cuanto ellas lo hacen, vamos los demás detrás", comenta Luis Barrero.

A juicio de Julián Castañón, de Sidra Castañón, el incremento del precio de la bebida autóctona "es fundamental para bares y lagares tal y como están las cosas ahora". Sin embargo, Castañón reconoce que dar el paso siempre es difícil. En su caso, la subida será de un diez por ciento a partir de septiembre. "Sabiendo que ya hay bares en Cimadevilla y el centro de Gijón que sirven la botella a 2,70, ya tenemos claro que lo vamos a subir", indica.

A pesar del ajuste, los hosteleros gijoneses aseguran que la sidra se sigue vendiendo igual que antes e incluso más. El repunte del turismo y las buenas temperaturas se notan. "Mientras que vino cada vez se consume menos, las botellas de sidra no paran de aumentar", dice Román Gutiez, de la sidrería Román.

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