En Agrovaldés, la crisis huele a afuega'l pitu. Esta cooperativa, con sede en La Espina (Salas), empezó en 2008 a producir su propia línea de quesos a partir de la leche de sus socios. El proyecto cogió fuerzas y hoy en día la quesería Rebollín produce unas 50.000 unidades, que distribuye principalmente por Asturias y Madrid. Su requesón ya se consume incluso en Estados Unidos, Dubái y Suecia. Germán Cantera, gerente de la organización, sostiene que la transformación de la leche es la única alternativa que tiene el sector lácteo para superar la crisis que se ha abierto a raíz de la eliminación del sistema de cuotas. "Con la elaboración de quesos conseguimos darle un valor añadido al producto y colocarlo en el mercado", destaca Cantera, que anima a los ganaderos a no sólo ordeñar sus vacas, sino a impulsar en el medio rural pequeñas empresas agroalimentarias donde puedan transformar su producción. Así lo exigen los nuevos tiempos, comenta.

Por el momento, Agrovaldés sólo transforma el 15 por ciento de la leche que recoge, aunque el objetivo es ir más allá. "Estamos muy ilusionados y confiamos en que la demanda siga aumentando para poder elaborar más quesos", señala Cantera. De hecho, la cooperativa ya ha dado el salto a América, gracias a la participación en el primer consorcio de exportación agroalimentaria Asturias for Foodies. Según explica el gerente de la organización, en Estados Unidos el afuega'l pitu está triunfando y la idea es que pronto lo haga también en Panamá y Puerto Rico, donde ya han promocionado el producto.

Para Germán Cantera, la exportación en tiempos de crisis económica es fundamental. Sin embargo, cree que la labor que se hace desde el Principado es todavía deficitaria. Agrovaldés, con 3.600 socios -la mayoría concentrados en la zona occidental de la región-, no ha querido quedarse con los brazos cruzados y ha optado por arrojar algo de esperanza al campo asturiano. De hecho, con la fabricación de quesos se garantiza la recogida de leche en un momento en el que el sector tiembla por la volatilidad de precios. La cooperativa elabora afuega'l pitu en sus variedades blanca y roxa (roja anaranjada al añadirse pimentón a la mezcla), además de queso fresco, de cabra y una novedosa composición de leche y sidra. "La idea de crear este producto nació de fusionar por primera vez dos de las materias primas más representativas del campo asturiano: la leche de las vacas que pastan en la montañas del Principado y la sidra, fruto del prensado de la manzana autóctona", precisa Germán Cantera. La responsable de su elaboración, la química Cristina González, adelanta que su equipo está trabajando en la innovación de cuajadas.

En un momento en el que la agricultura y la ganadería buscan nuevas fórmulas para sobrevivir, el gerente de Agrovaldés cree que es necesario que la Administración regional aborde la falta de relevo generacional en el campo. Para que los jóvenes vean atractivo el sector, Cantera opina que los precios del mercado "deberían cambiar". "Tienen que ser lo suficientemente altos para que puedan cubrir los costes de producción y dejar márgenes al ganadero para que pueda llevar una vida digna. Mientras que eso no sea así, difícilmente van a querer los chavales ponerse al frente de una explotación", comenta. Las cooperativas, no obstante, no tiran la toalla y luchan por la incorporación de jóvenes ofreciendo servicios, como el de sustituciones -permite a los profesionales cogerse vacaciones o descansar los fines de semana- y el de maquinaría agrícola. Este último es importante, ya que "supone un ahorro importante al no tener que hacer una inversión en un equipo que a lo mejor sólo se va a utilizar una vez al mes", tal y como explica Cantera.

Para hacer posible un relevo generacional en las ganaderías regionales, las cooperativas también apuestan fuertemente por la formación. En este sentido, Germán Cantera destaca que para trabajar en el campo "hacen falta muchos conocimientos". "Son empresarios y tienen que aprender a funcionar como tal. Muchas de las explotaciones que han cerrado hasta la fecha se debe a una mala gestión y eso sucede cuando uno se mueve por impulsos", agrega. Para evitarlo, Agrovaldés pide la creación de un módulo de Formación Profesional sobre la actividad ganadera.

"Creo que sería muy bueno. Un profesional del campo necesita saber de economía, ya que es una persona que mueve mucho dinero", explica. Pero la formación de los jóvenes no es el único asunto que le preocupa a Cantera, también está el minifundismo. Según su punto de vista, este problema sólo se puede solucionar invirtiendo más dinero en las concentraciones parcelarias. Hasta el momento, se llevan reorganizando 240 zonas de 34 municipios de la región. Esto se traduce en la reestructuración de unas 60.000 hectáreas de terreno que han beneficiado a 28.500 propietarios. Sin embargo, estas cifras no son suficientes a juicio de los profesionales.

En la actualidad, Agrovaldés, que da trabajo a 35 personas, está presente en cinco localidades, en las que dispone de tiendas agrícolas y supermercados. En estos establecimientos se venden los quesos Rebollín, que también distribuye por locales particulares de la región. La sede central se ubica en La Espina (Salas), donde la cooperativa tiene la quesería y la fábrica de piensos. Desde 1995, la organización fabrica piensos a la carta, adaptados a las necesidades de cada ganadería. "Es un proceso muy laborioso, pero por el que seguimos apostando, ya que beneficia a los socios", indica Cantera.

Agrovaldés, con 77 años de historia, aspira a seguir creciendo en el futuro por medio de nuevas fusiones. La cooperativa del occidente asturiano integró hace años la unión ganadera de Belmonte de Miranda y otras cinco de forma oficiosa. "El objetivo es coger más dimensión y aumentar los servicios", concluye Cantera.