La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JOSÉ ANTONIO LÓPEZ TRIGO | Presidente de la Sociedad Española de Geriatría

"La prestación económica de la ley de Dependencia es sólo un lavaconciencias"

"Los octogenarios son superhombres por selección natural que escaparon al hambre y las epidemias tras la Guerra Civil"

José Antonio López Trigo. RICARDO SOLÍS

La prioridad de José Antonio López Trigo son los mayores. Por eso, allá donde va, se esfuerza en dar a conocer cuáles son las carencias de este colectivo, cada vez más numeroso en España. Se presenta como un "andaluz errante" que, desde Málaga, dirige la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Ayer, analizó en La Granda, en el chalé de Arcelor-Mittal de Gozón, las complicaciones geriátricas más frecuentes.

-¿Cuáles son estas complicaciones?

-Hay muchas, pero voy a centrarme en un grupo importante por frecuencia y porque es específico de la gente mayor, lo que nosotros llamamos los gigantes de la geriatría: demencias, inmovilidad, incontinencia urinaria y fragilidad, que es un término de reciente cuño en medicina que ya está desplazando a otros muchos.

-¿Qué se entiende por fragilidad?

-Se entiende por fragilidad la situación que vive una persona que empieza a ser vulnerable y que se sitúa en la antesala de la dependencia; es decir, cuando una persona empieza a perder facultades físicas y mentales sin llegar esas facultades a complicarle la vida especialmente. Es interesante detectar y tratar la fragilidad para evitar la dependencia.

-¿Cada vez hay pacientes geriátricos más jóvenes?

-Está bien la pregunta porque lo de pacientes geriátricos se aplica siempre a la edad y eso es incierto. La característica del paciente geriátrico es más el tipo de patología que tiene que estrictamente la edad: hay personas con 90 años que están estupendamente y personas de 60 machacadas.

-¿Eso a qué se debe?

-Creo que tiene dos lecturas. Por un lado, que hay una parte del envejecimiento que no hacemos bien, que es la parte del manejo ambiental. La genética, a la que todos echamos la culpa del envejecimiento, tiene sólo el 30 por ciento de responsabilidad, el 70 por ciento depende de cómo nosotros manejamos nuestra vida: factores de riesgo cardiovascular, diabetes, hipertensión, colesterol, tabaco, obesidad, contaminación atmosférica... La existencia de pacientes geriátricos jóvenes tiene que ver también con la cronicidad de enfermedades que años atrás eran mortales.

-¿El envejecimiento es un logro de la ciencia?

-No, aunque a los médicos nos gustaría poder decir lo contrario. El envejecimiento es un logro social y se da porque las condiciones de vida de las personas han mejorado. Se dice que el agua y el jabón salvan más vidas que la penicilina y eso es rigurosamente cierto.

-¿Hay suficientes plazas en los geriátricos?

-Estamos en la ratio que marca la OMS (Organización Mundial de la Salud), que habla de cinco plazas de institución geriátrica por cada cien habitantes. En España estamos en 4,7. En cuanto a esa cifra no estamos mal, en lo que estamos muy mal, francamente mal, es en asistencia básica a las personas mayores tanto desde el punto de vista social como de salud porque no hay una atención geriátrica especializada y específica.

-Explíquese, por favor.

-Se ha inventado el término sociosanitario, pero lo social echa al paciente a salud y salud a lo social. Ante esto hemos inventado un vertedero sociosanitario que en vez de ser un espacio donde todos deberíamos trabajar para mejorar situaciones es un espacio donde todos rechazamos aquello que no sabemos manejar y lanzamos balones fuera.

-¿Los ancianos están desatendidos en España?

-No quiero que se entienda que a las personas se les atiende mal en España desde el punto de vista sanitario, pero se les podría tratar mejor. Nadie duda de que tenga que haber un traumatólogo en un hospital, pero muchos dudan de la necesidad de geriatras cuando está demostrado que, donde los hay, los resultados son espectaculares. En Asturias, por ejemplo, el Hospital Monte Naranco funciona maravillosamente bien en este sentido. Los geriatras en los hospitales evitan muchos reingresos y ejercen una labor fundamental en urgencias. En los centros de salud también sería fundamental tener geriatras quizá no para todas las personas mayores de 65 años, sino para aquellas que sufren alguna de las complicaciones que citaba al principio. Si un señor de 70 años que juega al pádel sufre una neumonía, quien mejor le atiende es un neumólogo, pero si eso señor tiene además enfermedad crónica, toma diez pastillas, sufre una demencia y tiene un problema de atención con la familia porque ésta vive lejos, quien mejor le atiende es el geriatra.

-A veces se culpabiliza a las familias de una mala atención a los ancianos.

-Es cierto, a veces echamos a las familias toda la porquería cuando los problemas de salud son del Sistema de Salud.

-¿Qué opina de la ley de Dependencia?

-Funciona mal, y eso que es una ley fácil de cumplir, de pacto. Desde mi punto de vista hay dos grandísimos problemas: no se hizo un mínimo de estudio para conocer su alcance y se utilizó la prestación económica que se da a las familias sólo como "lavaconciencias". Y me explico: se cambiaron servicios por dinero sin garantizar que el uso de ese dinero se iba a destinar al servicio que el sistema público dejaba de prestar. Esta ayuda ha llegado además en un momento en el que económicamente 700 euros hacen muchísima falta, y si en casa hay dos abuelos son 1.400 euros, es decir, el sueldo de un titular de familia al paro. Esto a la larga no beneficia ni a los ancianos ni a las familias.

-Los científicos confían en que es plausible llegar a los 120 años.

-Eso dice la genética, ya la estropearemos los humanos. Posiblemente también estemos un poco perturbados porque estamos viendo un envejecimiento que no es el que va a ser: las personas de 80 y 90 años no son gente normal, son superhombres y supermujeres por selección natural que escaparon del hambre de una Guerra Civil, de las epidemias después de la contienda, malas diabetes... Yo no sé si los que vamos detrás vamos a tener esa fortaleza genética. Yo creo que no vamos a vivir tanto... Además si vivimos más hay que trabajar más.

-¿El trabajo envejece?

-No se le ha descubierto ninguna bondad. Es como lo del agua, todos decimos que el agua es buena, pero no hay ningún estudio que lo demuestre.

Compartir el artículo

stats