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La diversificación prende en el campo

Casa Bartuelo, en Gozón, es una de las pocas explotaciones asturianas que han sabido compaginar con éxito la producción agrícola y ganadera a gran escala

María Cecilia Fernández con los invernaderos y cultivos al fondo. I. COLLÍN

Con tradición en la ganadería de leche y carne, Casa Bartuelo, en Manzaneda (Gozón), empezó a trabajar la huerta por casualidad. "Mi padre cayó enfermo y mis hermanas y yo no podíamos hacernos cargo de las vacas solas", cuenta María Cecilia Fernández, la mujer que ahora está al frente de la casería. Fue así como en Bartuelo empezaron a apostar más por la agricultura y decidieron construir los primeros invernaderos dedicados a la producción de hortalizas a finales de los años ochenta. Hoy, la ganadería es utilizada como ejemplo de diversificación en Asturias, ya que cuenta con 1,2 hectáreas de cultivo bajo abrigo y otras dos al aire libre, además de un cebadero con 500 reses de la raza Asturiana de los Valles. Para la cooperativa Campoastur, se trata de una de las pocas explotaciones de la región que han conseguido combinar la agricultura y la ganadería a gran escala.

"Estamos muy contentos porque todo junto nos ha permitido crear un combinado muy interesante para el campo. Y queremos seguir avanzando en esta línea", asegura Fernández, sentada en la cocina de su casa con un café y un cesto de marañuelas "luanquinas" sobre la mesa. En la actualidad, Casa Bartuelo vende su carne y sus hortalizas por todo el país a través de las grandes cadenas comercializadoras del Principado. De las 500 cabezas de ganado que tiene, 300 son terneros que están integrados en la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Ternera Asturiana.

De su crianza se ocupan los hijos de María Cecilia Fernández: Ramón (36 años) y José Manuel Gutiérrez (34 años), que fueron los que recuperaron la centenaria ganadería de Manzaneda, pero con aires renovados. Pese a su juventud, los hermanos compaginan su trabajo en el sector industrial con el campo. "Cuando algo te gusta, te gusta. Y a nosotros la ganadería nos apasiona. Además, nos dedicamos a la carne, que siempre es mucho más llevadera que la leche", comenta el mayor, José Manuel Gutiérrez, entre sorbo y sorbo de café.

De la huerta, por su parte, se encargan las hermanas María Cecilia y Amelia Fernández. Las dos atienden 2,5 hectáreas de cultivo, principalmente hortalizas: tomate, lechuga, pepino, repollo, judía, berza, acelga, calabacín, calabaza, cebolla, patata... Y, por su puesto, fabas. Las mujeres Fernández creen que hace falta una mayor promoción del producto autóctono, aunque aplauden la labor que hacen los supermercados regionales en este sentido, María Cecilia Fernández, anima al consumidor a comprar alimentos cultivados en la "tierrina". "El cliente piensa que son más baratos los tomates que vienen de fuera que los que son de aquí. Y no es así: cuestan lo mismo", insiste la gozoniega.

Casa Bartuelo también dispone de 40 hectáreas de maíz, que emplea para elaborar sus propios forrajes a través de la utilización de un carro mezclador.

Ello, según los hermanos Gutiérrez, ha sido clave para ahorrar costes y aportar a sus vacas una alimentación natural. Pero ésta no es la única clave para que una explotación profesional de ganadería y agricultura triunfe en Asturias, también hace falta llevar a cabo una buena gestión. "Tenemos que ser empresarios y economistas", dice José Manuel Gutiérrez. "Hay que hacer contrataciones de personal, gestionar los seguros, controlar la trazabilidad de los productos y la entrada y salida de animales... Y para todo ello se necesitan conocimientos", agrega su madre María Cecilia Fernández. De hecho, la explotación cuenta con un libro, en el que tiene que registrar la entrada y salida de todos sus animales. "Se controla absolutamente todo, pero yo lo veo bien, ya que es una forma de saber de dónde sale la carne que comemos y de garantizar su calidad", sentencia Fernández.

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