El trato regular que mantenía el ilustrado gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos con el vecino concejo de Carreño fue el motivo que llevó ayer a dedicar el Día de Jovellanos en la Feria a este municipio y a uno de sus más ilustres vecinos, también amigo de Jovino: Carlos González de Posada. De glosar su figura se responsabilizó la escritora candasina María Teresa Álvarez, quien no perdió oportunidad de destacar la "afortunada" postura de Jovellanos "que luchó por el acceso de las mujeres a la cultura y por que estas ingresaran como un ciudadano más en la sociedad madrileña de la época".

Si en el Siglo de las Luces las féminas no fueron muy bien tratadas ("el feminismo es un hijo no querido de la Ilustración", llegó a decir la filósofa Amelia Valcárcel), María Teresa Álvarez mostró su "eterno agradecimiento" por la postura de Jovellanos en favor de la condición de las féminas, realidad que conocía de cerca por la convivencia con sus cuatro hermanas. "Fue muy diferente" a lo que era habitual en la sociedad de entonces, prosiguió la escritora candasina en su elogio. Después entró a repasar en profundidad los lazos de amistad entre su paisano Carlos González de Posada y el gijonés más universal. "Estuvieron unidos toda la vida", rememoró antes de dar lectura a las cartas que intercambiaban desde los destinos y destierros de uno y otro: en Valencia, Tarragona, o Mallorca.

María Teresa Álvarez lamentó que no sea posible conservar todas la c correspondencia del candasín para ver cómo el concejo marinero estuvo presente a lo largo de toda la vida de Jovellanos. Únicamente de los "Diarios" del ilustrado es posible recabar algunos datos sobre las inquietudes que compartían. Hablaba el gijonés con su amigo de no perder de vista su idea de la academia que inicialmente tenían previsto poner en marcha en Oviedo y que se materializó, finalmente en Gijón, recordó Álvarez. De la lectura de esos "Diarios" por parte de la escritora candasina se observa una cierta delicadeza en el lenguaje jovellanista que le convierte, además, "en un precursor del romanticismo", constató Álvarez.

Tal era el vínculo entre los dos amigos que, estando Jovellanos cautivo en el castillo de Bellver en Mallorca, recibió la visita de su amigo que acudió disfrazado de fraile para fundirse en abrazo con su amigo tras revelar su identidad, continuó Álvarez antes de confesar que "la amistad es una de las grandes alegrías que nos proporciona la vida. Cuando queremos a un amigo, todo nos acompaña".

María Teresa Álvarez habló también con entusiasmo de cómo en algunos de los escritos que intercambió Jovino con su amigo, además de referirse a la imagen del Cristo de Candás, se alude a la fuente Santarrúa del municipio carreñenese. "Nada me llena más de emoción", confesó la candasina.

El presidente del Foro Jovellanos, Orlando Moratinos, destacó la importancia de actos cómo el que ayer se celebró en la Feria "para mantener vivas la ideas y la filosofía" del ilustrado. En las dos décadas de historia de la entidad acumulan más de 60 títulos editados, 200 conferencias y actos y 18 ediciones celebradas de su premio de investigación.