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Manuel Álvarez, con la vida en danza

"Cuando nos veían bailar, lloraban de la emoción", afirma el hombre de 84 años que es la memoria viva del singular baile de palos de Degaña

Manuel Álvarez, con la vida en danza

"La danza se está perdiendo", así lo siente Manuel Álvarez Salpara quien la dejadez está acabando con la tradición. Manuel Álvarez es un degañés de 85 años que ha dedicado toda su vida a conservar la danza más características del concejo de Degaña, la danza de palos, que tiene más de 600 años de antigüedad. Este baile lo protagonizan doce hombres vestidos de blanco con una banda roja transversal. Los bailarines se colocan en dos filas. El baile se parece a la jota y se divide en dos partes: primero se baila con castañuelas y luego con palos que, según Álvarez, se colocaban en forma de "x" o de "h". La razón de que sólo lo bailen hombres se remonta a su origen guerrero. "También se dice que tiene origen celta", comenta Mario Ancares, miembro de la asociación "Danza Degaña".

El octogenario danzante Manuel Álvarez cuenta que recuerda que se bailaba en las fiestas de Santiago, en Degaña, y en las de San Mateo en Oviedo, donde actuaban durante dos horas y media seguidas. "Nos tiraban confeti por los balcones, había tanto en el suelo que no se podía ni caminar", declara. Álvarez bailó toda su vida, hasta que sus fuerzas se lo permitieron.

El bailarín no puede estar más orgulloso de su trayectoria y la de sus compañeros. "No es por presumir, pero éramos los mejores, a la gente les prestaba vernos", comenta. También cuenta la sorprendente reacción que la danza suscitaba en algunos espectadores. "Se emocionaban tanto de lo bien que lo hacíamos que lloraban", asegura.

Medio siglo después

En las pasadas fiestas de Santiago, en julio, los degañeses decidieron recuperar esta danza tras "más de cincuenta años de abandono", según el bailarín. Doce jóvenes del pueblo retomaron la costumbre y volvieron a emocionar a los vecinos y a los antiguos danzantes. Entre danza y danza, se recitaban las "loyas", unos versos dedicados a los bailarines. Otra particularidad de esta danza es la figura del "frasca", el encargado de abrir paso entre la gente y "aportar un toque de humor a una danza tan seria", indica Mario Ancares, quien además de socio de "Danza Degaña", fue "frasca" en las fiestas de este año.

Aquellos bailares que hoy, como Manuel, rondan o superan los ochenta años, recibieron una condecoración y una banda roja conmemorativa. Pero Manuel Álvarez prefirió no asistir al acto. "Me da mucha pena volver, son muchos los recuerdos", comenta con nostalgia.

Vive en una residencia a las afueras de Oviedo. No le quedó más remedio que mudarse cuando su hermana cayó enferma. "Mi sobrina tenía que cuidarla a ella y no podía ocuparse de mí, así que decidí venir con mi hermano aquí", dice. Está a gusto porque "el trato es impecable".

El baile ayudó a Manuel Álvarez a conquistar más de un corazón en las verbenas. "En las fiestas, todas las mozas querían bailar conmigo". El danzante de honor era un apasionado también de otros estilos de baile: "Me gustaba mucho el tango", comenta. Lo que más añora este degañés es retomar la danza. "Echo mucho de menos el baile". Álvarez hubiera deseado realizar giras por otros países: "Me hubiera gustado haberme ido a Europa".

Comparando el tiempo pasado con la actualidad, el bailarín de 85 años lamenta la decadencia de la danza, ya no solo la de Degaña, sino en general. Asume que "la gente ya no baila". En cuanto a la danza de Degaña, asegura que hay que hacer un esfuerzo por mantenerla porque no viene mal "recuperar tiempos pasados". Pero "la única manera de recuperarla es bailándola". Álvarez anima a los jóvenes a bailar, ya que es "algo muy bonito". Se cree que la danza de palos proviene de la zona de Peranzanes (provincia de León). Además de en Degaña, esta danza es propia de otras zonas montañosas leonesas.

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