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La nueva economía rural Las cooperativas (3)

Setenta años de unión en Siero

La cooperativa de La Carrera, cuya actividad se remonta a 1949, reivindica la creación de una central comercial para la venta directa de los productos del campo

Setenta años de unión en Siero

En Siero, la unión del campo funciona desde hace setenta años. La cooperativa agropecuaria de La Carrera comenzó su andadura en 1949, cuando la agricultura y la ganadería eran la base económica de Asturias. Hoy, el escenario es diferente, a la vez que delicado: no hay relevo generacional y las explotaciones cierran por falta de rentabilidad. El fin de las cuotas lácteas en abril reactivó las alarmas en un sector que pide a gritos nuevos modelos de gestión. José Marino Cosío Peón, gerente de la organización sierense, cree que la solución pasa por crear un centro de comercialización, donde los profesionales puedan vender directamente sus productos al consumidor sin pasar por los mayoristas.

"En Asturias, falla la comercialización y eso se traduce para el agricultor en pérdidas. Hace falta impulsar una central, donde él mismo pueda vender sus productos y a precios más económicos que en las tiendas", explica Cosío. De esta forma, se conseguiría promocionar, además, la calidad de la producción alimentaria regional. "Algunos ganaderos ya han empezado a hacer yogures para dar salida a la leche. El problema que tienen ahora es cómo comercializarlos", razona. El obstáculo se superaría con la creación de un centro de venta que, a juicio de Cosío, deberían de poner en marcha de forma inmediata las cooperativas. "Nosotros somos una organización pequeña y no podríamos abordar solos este proyecto. Pero con unión, sí. La llave quizá la tenga Central Lechera Asturiana", sostiene.

Por su posición en la cooperativa, José Marino Cosío sabe bien que, en la actualidad, el campo asturiano está "muy deprimido". "Los ganaderos de leche lo están pasando muy mal. Y si caen ellos, caemos todos", dice. De hecho, la sociedad agropecuaria de Siero ofrece servicios a sus 1.140 socios que "ya no resultan rentables", según sus gestores. "El que antes te compraba diez sacos de pienso, ahora te compra sólo diez kilos. Las cosas han cambiado mucho, pero los servicios hay que mantenerlos", lamenta Cosío. Más aún cuando las cooperativas han demostrado ser las únicas organizaciones que han salvado al sector en tiempo de crisis económica. La de Siero, además de mantener sus prestaciones, sigue dando trabajo a ocho personas. Que para una empresa tan pequeña, opina José Marino Cosío, "ya es bastante".

Esas condiciones mejorarían si la cooperativa de Siero se uniese a un gigante del sector. Sin embargo, sus directivos rechazan dar este paso por ahora, ya que temen perder su identidad. "La premisa básica es concentrarse para ganar en servicios y para reducir costes. Pero el modelo de Campoastur -surgió en 2012 de la fusión de seis organizaciones- no nos convence. Después de sesenta años de actividad no queremos perder nuestra historia", indica.

No obstante, José Marino Cosío no cierra las puertas del todo. Afirma que si surgiese un nuevo proyecto de integración, ellos se sumarían siempre y cuando se respetase su nombre. Siero es consciente de que sin unión, no hay futuro, y está dispuesto a luchar por los "jardineros de la Asturias verde", como así define Cosío a los ganaderos, hasta el final. En su opinión, de ellos depende no sólo una actividad económica y productiva, sino la imagen del Paraíso Natural. En este contexto, el gerente de la cooperativa de Siero cree que el Principado no está acertando con sus políticas agrícolas. Sobre todo, con las subvenciones que otorga. "La administración estuvo años dando dinero al ganadero por no hacer nada. Y así, lo único que se consiguió es que el profesional se acomodase y que no supiese hacer frente a la crisis", concluye.

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