El debate sobre el reparto de los fondos del Estado va a dar siempre a la singularidad financiera del País Vasco y Navarra, a su concierto con la Administración central y a su autonomía para recaudar todos los impuestos en su territorio para entregar después a la caja común la parte correspondiente a las competencias estatales. El sistema tiene menos problemas en la teoría que en la traslación práctica cuando el que valora la cuestión es el presidente del Principado. "El problema no está en el método", afirma Javier Fernández, "sino en sus resultados. El cupo debería ser neutral si se calculara bien", añade, pero esto no sucede. Si la cuenta estuviera bien hecha, "el País Vasco y Navarra no podrían estar tan sobrefinanciadas respecto al conjunto del sistema". El líder del Ejecutivo persevera en la necesidad de corregir eso y la otra anomalía del concierto, que las autonomías beneficiadas "no contribuyen a los mecanismos de solidaridad interterritorial". El otro "pacto fiscal", el de Cataluña, que equivaldría a "meter a otra comunidad en esa nómina, nadie lo aceptó nunca", concluye.

Pasa a la página siguiente