En estos tiempos en los que tanto se cuidan los detalles que facilitan la circulación a las personas con problemas de movilidad, resulta sorprendente ver las barreras arquitectónicas que nos podemos encontrar en numerosas calles de Luanco.

Las aceras (bastante altas con respecto a la calzada por lo general) carecen muchas veces de bajadas de acceso a los pasos de peatones, y cuando las tienen son tan estrechas y con tan mal trazado que obligan a las personas usuarias de sillas de ruedas a circular algunos tramos por la calzada con el consiguiente peligro. Máxime si van con sillas de ruedas eléctricas, ya que en este caso muchas veces circulan sin acompañante que las ayude. Y pongo un ejemplo de los muchos que podemos encontrarnos: en la calle la Camuña, saliendo a Conde del Real Agrado, el paso de cebra carece de bajadas a ambos lados del mismo; o sea, imposible cruzar la calle. Y, curiosamente, a dos metros de dicho paso de peatones hay una bajada que no conduce a ningún sitio puesto que ni hay paso de peatones ni bajada en la acera opuesta. Un sinsentido total.

Invito a la Corporación municipal a hacer un recorrido concienzudo por las calles de Luanco y observar los despropósitos que denuncio y que son un clamor para muchos luanquinos y veraneantes. Confío en que una de sus prioridades sea solucionar este desastre urbanístico.