Las reticencias del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) a una reducción significativa de los cánones que cobra por el uso de las vías, con el objetivo de cuadrar sus cuentas y abandonar los números rojos, ralentiza la liberalización de los servicios de AVE y Alvia, que ya acumula cerca de un año de retraso sobre las previsiones iniciales. Aunque la intención del Ministerio de Fomento pasa por sacar a concurso el título habilitante para que una empresa privada empiece a competir con Renfe en el corredor con Levante antes de que concluya el año, las compañías con licencia ferroviaria no están dispuestas a concurrir sin una revisión a la baja de los cánones, que no está incluida en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2016. Sin esa rebaja, el departamento que dirige Ana Pastor se expone a que la licitación quede desierta, lo que supondría un duro golpe a un proceso liberalizador que se inició hace un par de años, con un considerable fiasco, por los trenes turísticos y culturales.

La compañía asturiana Alsa, integrada en la británica National Express (NE), es una de las firmas con licencia para operar trenes que ha mostrado interés en el mercado ferroviario español. En los últimos meses ha mantenido contactos con otras empresas del sector, entre ellas Velo Rail, perteneciente al grupo Planeta, para presentar una oferta conjunta por el título habilitante del corredor levantino. Sin embargo, la polémica en torno a unos cánones de uso de la vía que el sector privado considera "inasumibles" ha enfriado todas las operaciones. En la situación actual, parece muy complicado que el concurso se resuelva en la presente legislatura nacional.

"Insignificante"

Los operadores consideran imprescindible una reducción de los cánones que alcance el 40 o el 50 por ciento. Sin embargo, al menos de momento, a lo único que se ha comprometido en firme el Gobierno es a eliminar uno de los nueve cánones, el de acceso a la infraestructura, que no es el más alto. Las empresas ven el paso corto, ya que, a su juicio, tiene un peso "insignificante" en el cómputo general.

La experiencia internacional hace prever que la entrada de la competencia en la Alta Velocidad traiga aparejada una reducción del precio de los viajes. Según un informe de la Comisión Europea, en el trayecto Roma-Milán, con la competencia de dos operadores ferroviarios, los billetes son entre un 25% y un 40% más baratos que de Madrid a Barcelona. La frecuencia en la ruta italiana dobla a la española.

Aunque la decisión no es pública, fuentes del sector dan por hecho que tras el corredor levantino, la próxima línea en abrirse a la competencia será el AVE Madrid-Barcelona, la "joya de la corona" del sistema ferroviario español.