A tenor de sus discursos en el acto de apertura del curso universitario 2015-16, celebrado ayer en el Paraninfo, al presidente del Principado, Javier Fernández, le preocupa extremadamente Cataluña, y al rector Vicente Gotor le preocupa más bien su Universidad. Con un poco de suerte política, Fernández tiene todavía por delante tres actos solemnes de inicio universitario, aunque para Gotor el de ayer fue el último como máximo responsable de la Academia. Su discurso sonó a rendición de cuentas, haciendo más hincapié en las luces -él vio muchas- que en las sombras -algunas- de siete años de mandato y crisis económica.

"Contamos con una Universidad de calidad superior a los recursos de los que dispone", dijo el rector en su discurso, más largo de lo habitual por su carácter inevitable de resumen, "pero iniciamos un nuevo curso con la idea de que hemos superado entre todos los peores momentos". Y recordó números, que son siempre un buen argumento: "En el año 2011 el presupuesto de la Universidad alcanzó su máximo, poco más de 218 millones, y se recortó con posterioridad, año a año, hasta los cerca de 190 millones de euros del ejercicio de 2014. En este contexto, la prioridad fue mantener el empleo", explicó.

Parte de esa relativa tranquilidad contable viene dada por el reciente acuerdo con el Principado para garantizar la financiación hasta 2018. "Nos queda ahora, presidente, firmar el contrato-programa que nos permita abordar las cuestiones pendientes, entre otras las infraestructuras".

Buena materia orgánica

Sobre el contrato-programa habló Javier Fernández para reconocer que los dos -rector y Presidente- habían quedado insatisfechos con su resolución: "A mí me hubiera gustado ser algo más generoso y al rector, con seguridad, le hubiera gustado que lo fuese muchísimo más". Por si hubiera alguna duda, Javier Fernández aprovechó el momento para decir un par de cosas agradables de Vicente Gotor, "un químico con buena materia orgánica", que es "interlocutor de palabra, tenaz en la defensa de lo suyo, que tiene las cosas claras" y que "no juega de tapadillo".

El curso universitario asturiano comienza con el periodo de matrícula todavía abierto pero sin que las estadísticas finales se vayan a apartar mucho de las que ayer resumió el secretario general de la institución, Ignacio González del Rey, en su preceptiva memoria del curso anterior: 24.054 estudiantes, de los que casi 18.000 corresponden a los 51 grados de la Universidad y otros 1.600 cursaron los 49 másteres programados. Hay otros 1.900 estudiantes de doctorado y 2.600 en licenciaturas y diplomaturas de las de antes de Bolonia. La Universidad de Oviedo cuenta con 1.945 profesores, 937 empleados de administración y servicios y 700 investigadores.

Son números, pero marcan el escenario donde se va a mover la Universidad en los próximos años. Gotor señala objetivos: profundizar en el bilingüismo, internacionalizar la institución, consolidar profesores e investigadores, fomentar las cátedras de empresa y transferir conocimiento.

Romper barreras

Gotor apuesta por una Universidad "que capacite a nuestros titulados para ejercer su profesión en cualquier lugar del mundo; un modelo capaz de retener y captar talento, pero que al mismo tiempo estimule la movilidad de nuestros estudiantes e investigadores y que rompa con las fronteras idiomáticas y geográficas".

A la hora de mirar más allá en el mapa, el rector se fija en Latinoamérica y en la necesidad de sacarle partido a la fuerza estratégica de ser "puerta de entrada hacia Europa para los estudiantes iberoamericanos, y al mismo tiempo puerta hacia Iberoamérica para los países asiáticos". A ese potencial estratégico se refirió el secretario en la memoria al recordar que "México se ha convertido en el tercer país que más estudiantes envía a nuestra Universidad, 94 en total el pasado curso, solamente por detrás de Italia y Alemania".

Hablando de futuro, Vicente Gotor asegura que "necesitamos más recursos y garantizar el imprescindible relevo generacional, porque sin personal cualificado no puede haber ciencia ni progreso". Reconoce que las fórmulas de mecenazgo "son todavía escasas" y apunta al Consejo Social como un organismo "que debería ser puente para atraer fondos externos".

Otra asignatura pendiente es intentar "aumentar el número de tesis en cotutela con universidades extranjeras y mejorar las opciones de nuestros jóvenes investigadores para salir al exterior".

Gotor finalizó su intervención lamentando ese eterno vaivén de políticas educativas. "Las universidades hemos sufrido durante décadas reformas educativas que nos han obligado a revisar la organización docente e incluso las metodologías de enseñanza". Ahora que acaba de culminarse el proceso de Bolonia, y cuando aún no ha pasado tiempo para evaluar resultados, "se plantea por parte de las autoridades educativas nacionales un nuevo sistema en la configuración de los grados, el conocido como 3 + 2, que supone revisar todos los estudios". El rector se opone a él: "No es momento para someter a las universidades a cambios profundos ni desorientar más a los jóvenes".

Plazos largos

Pero la política sigue su curso -a veces impredecible- y sus plazos, casi siempre largos. Vicente Gotor mencionó ayer unas palabras suyas pronunciadas en 2008, casi recién llegado al cargo. Fue en la entrega de la medalla de oro de Asturias concedida a la Universidad. "Entonces pedí a todos los partidos un pacto de política universitaria para dotar a nuestra Universidad de un marco estable y permitir una planificación sosegada a medio y largo plazo. Siete años después sigo reclamando lo mismo".

Javier Fernández adelantó "igual voluntad de diálogo y entendimiento" con el próximo equipo rectoral que saldrá de las elecciones en la primavera próxima, aunque el Presidente asume que "esto de las ofertas de diálogo es muy manido y forma parte del catálogo de recursos retóricos" pero sabe que "desdeñar el diálogo suele dar bastantes problemas".

"Aquí no cabe el desánimo, ni la mediocridad, ni la apatía", proclamó el rector. Algún profesor aprensivo habrá intuido cierto peligro, aunque su sueldo no peligre.

Birretes y togas volvieron a lucir en el paseíllo protocolario del acto inaugural. Se respiran aires de cambio y el tono de Vicente Gotor proclamaba un orgulloso fin de viaje, aunque el rector avisa: "Trabajaremos hasta el último minuto del último día de mandato rectoral, y lo haremos con la misma fuerza que nos ha guiado todos estos años". Quienes le conocen lo dan por hecho.

El Coro de la Universidad remató el acto. Siete voces, tres masculinas y cuatro femeninas, que suenan a gloria y como si fueran un ejército coral.