A Gonzalo Canteli y Ginés Villazón les quedaban ayer ya pocas fuerzas para rematar la última cuesta y llegar al santuario de Lugás (Villaviciosa). No era de extrañar, por su desnivel y porque ya llevaban en las piernas unos 28 kilómetros y los últimos, cuesta arriba. Partieron de Quintes a las ocho y cuarto de la mañana y cuatro horas exactas después habían concluido un peregrinaje al que son fieles cada año. Gonzalo Canteli cumple con este reto por tradición y Ginés Villazón, por una promesa. "Anima el día, pero los últimos repechos son lo más duro", aseguraron. Pero después del esfuerzo, como el resto de caminantes, se tomaron un descanso para ir a la misa.