Pola de Allande madrugó para rendir homenaje a la Virgen del Avellano en el día grande de sus fiestas. A las 9.30, los más devotos acudieron ya a la ermita para asistir al primer acto religioso del día. No fue hasta mediodía cuando la Virgen abandonó su morada en procesión para instalarse durante unas horas en la iglesia parroquial. Y al volver, el cielo estallaría para rendirle homenaje con la descarga de unos 500 kilos de pólvora.