Antes de escribir, me gustaría ponerlos en situación, soy un jubilado, según mis allegados, el abuelo cebolleta. Tengo un porcentaje alto de invalidez y a resultas de ello consumo muchas pastillas diarias.

Una vez puestos en situación, recientemente me he llevado una regañina por no haber vigilado a la farmacéutica cuando me ha dispensado los medicamentos, una vez en casa me faltan tres, vuelvo a la farmacia y no se puede arreglar el entuerto porque si la chica no me los dio, desaparecen del sistema, hay que volver al ambulatorio y que la médica los incluya en la famosa receta electrónica, después volver a la farmacia y cogerlos todos otra vez. Es el sistema. Como dice mi hijo: la culpa, del informático.

Antes del gran adelanto de la receta electrónica yo llevaba la contabilidad de todas las pastillas, mes a mes y nunca me faltaba ni sobraba ninguna. Dejaba el papel en crónicos y a los dos días tenía las recetas, aprovechaba y sellaba el dichoso Plavix.

Ahora tengo que ir igual al ambulatorio a crónicos, a los dos días a recoger y sellar el Plavix, y después a rezar y vigilar a la farmacia.

Estarán conmigo en que ha sido un gran invento, muy útil: veo a la médica de cabecera más veces que antes, y cada vez que me ponen (porque quitar va a ser que no) un nuevo medicamento pues a rehacer la dichosa receta y por supuesto cogerlo todo. Voy a poner un puesto con algún medicamento.

Y qué me dicen de acomodar los viajes a la receta famosa. Pues fuera de la autonomía no te dan un medicamento. Esto me imagino que tiene que ver con el invento de las autonomías y cesión de derechos, que también tiene guasa la cosa.

Hace un tiempo hablaban de darte sólo las pastillas que necesitabas. Si eso lo van a llevar con un programa novedoso, mejor que no, porque seguro que vamos a morir llenos de salud.