Luis Manuel San Jorge conoce en primera persona lo que es el infierno. Este ovetense de 52 años perdió su puesto de trabajo en 2013. La crisis y las drogas le condujeron hacia el lado oscuro de la vida: dormir debajo de un puente, pasando frío y hambre o, en el mejor de los casos, a las puertas de un cajero. Una historia parecida es la de Javier Domínguez, natural de Vallecas (Madrid) y de 53 años, que llegó al Principado, tras rondar por medio país. En otros tiempos fue obrero de la construcción. Su sueño sería encontrar un trabajo que le diese "dinero y felicidad". Ambos forman parte del programa de personas sin hogar de Cáritas Asturias. Sus integrantes realizaron ayer una marcha a pie hasta Covadonga.

Ante la basílica del Real Sitio se congregaron casi doscientas personas, entre acogidos y voluntarios. El objetivo de la caminata era demostrar la falta de vivienda que sufren cientos de asturianos. En concreto, 1.845, que son a los que atendió la organización el año pasado. "La sociedad no puede olvidarse de ellos. Debe de saber que no sólo los sirios tienen problemas para encontrar un hogar, también los de aquí y desde hace muchos años", asegura el responsable del programa, Ramón Menéndez.

Sus palabras son respaldadas por los afectados Luis Manuel San Jorge y Javier Domínguez. "Si no fuese por Cáritas, no sé que sería de mí. Se portan muy bien con nosotros", reconoce el primero, que asiste al alojamiento nocturno de Oviedo llamado "Calor y café". "Nos aportan alimento y lo que es más importante, compañía. No es plan de estar por la vida solo", cuenta Domínguez, que ha hecho buenas migas con muchos de sus compañeros. Todos, se entregaron ayer a la Santina, con motivo del inicio del nuevo curso y comieron en hermandad. "Lo más importante de este encuentro no es tanto hacer una marcha reivindicativa, sino más bien estar unidos. Son pocas los momentos al año en los que nos podemos juntar todos, es decir, trabajadores y acogidos. Y en Covadonga lo conseguimos", apunta Ramón Menéndez.

El encuentro de este año -el segundo que se celebra- fue especial. Contó con la presencia del asturiano Atilano Rodríguez, antiguo obispo auxiliar de Oviedo, ahora en la diócesis de Sigüenza (Guadalajara) y, desde marzo de 2014, director de Cáritas Asturias. El prelado, que vivió un día "muy alegre", presenció una sentida eucaristía entre toques de corneta y el trote de caballos.

La misa compartió protagonismo con el desfile en Covadonga de la Guardia Real, que pilló por sorpresa a los responsables de la institución religiosa. Tras ello, el obispo de Sigüenza dio una charla sobre "los restos y el futuro de Cáritas". Según el propio Atilano Rodríguez, esos retos no es sólo cubrir la pobreza material, sino lo que él denomina "nuevas pobrezas: la soledad, la vejez y los refugiados". Para el prelado asturiano, la Iglesia tiene por delante un importante papel en la sociedad, que es liderar la renovación de la espiritualidad y de la caridad. Su llegada a Covadonga causó sensación, pues allí Rodríguez es muy querido y apreciado. "Estuve en el seminario menor -lo que hoy es la escolanía- estudiando. Después, durante muchos años, pasé los veranos aquí. Y tras la ordenación como obispo, lo primero que hice fue venir y darle las gracias a la Santina. Así que todo esto me trae muy buenos recuerdos", manifiesta.

En cifras globales, Cáritas Asturias apoyó el año pasado a 8.252 familias. Pese a que sus recursos económicos bajaron un 3 por ciento, la organización pudo invertir un 21 por ciento más que en 2013, realizando un aporte de dos millones de euros. Además, atendió a 3.342 familias nuevas y recibió 228 voluntarios más, hasta alcanzar los 1.692.