"Vía crucis" por la Meseta en vísperas de la inauguración del AVE entre León y Madrid. Decenas de pasajeros de un tren que partió a las once de la mañana de ayer de la terminal de Chamartín con dirección al Principado sufrieron un viaje repleto de incidentes y llegaron a Oviedo pasadas las siete de la tarde, con más de tres horas de retraso sobre el horario previsto. Como consecuencia de la avería que demoró a este convoy, Renfe trasladó en autobús de Gijón a León a los viajeros del tren a Madrid de la tarde, según informaron los portavoces de la empresa.

La peripecia del Alvia que partió de Madrid a las once de la mañana con destino a Gijón comenzó bien pronto, a ochenta kilómetros de Valladolid, cuando el convoy quedó parado en la vía a causa de una avería localizada en la estación de Olmedo, según la versión facilitada por la empresa. Otras fuentes aseguran que en las últimas semanas son habituales los problemas en la línea de Alvia a causa de las obras del AVE a León, que entran en su recta definitiva.

Nervios en las puertas

Muchos pasajeros, según el testimonio de una viajera ovetense, se pusieron nerviosos en esa primera parada, ya que no se podían abrir las puertas. A los pocos minutos del parón, el tren volvió a moverse, pero se detuvo de nuevo acumulando un retraso de 45 minutos.

El convoy logró llegar a duras penas a Valladolid, donde permaneció de nuevo parado hasta que los viajeros fueron advertidos de que deberían de hacer el resto del viaje en autobús. Los primeros en subir a los vehículos fueron los pasajeros con destino a Gijón. Posteriormente, los que iban a León y a Palencia. Los de Oviedo se vieron obligados a usar el autobús de León, ya que la compañía no puso uno directo.

Una vez en León, por cuestiones relacionadas con el tacógrafo, el autobús permaneció detenido hasta cerca de las seis de la tarde, cuando retomó la ruta para llegar a Oviedo pasadas las siete, cuando debería de haberlo hecho a las cuatro.

Varios pasajeros denunciaron a LA NUEVA ESPAÑA el trato dispensado por Renfe, que no ofreció comida ni bebida. Además, también se registraron quejas por la falta de información de los empleados. "En Valladolid no indicaron a todo el pasaje que el resto del trayecto se iba a hacer en autobús, por lo que poco faltó para que quedara gente en el tren", asegura un pasajero.