Las circunstancias en las que perdió ayer la vida Alejandro Sánchez se repiten con negra frecuencia en las carreteras españolas. Los expertos insisten en mantener un protocolo en situaciones de emergencia vial que evitaría accidentes, aunque en el caso del de ayer en la autopista A-8 el infortunio apenas dio opción.

Mario Arnaldo Fernández es portavoz de la asociación Automovilistas Europeos Asociados (AEA) con sede central en Madrid. La idea principal que quiere transmitir es que "nunca nos convirtamos nosotros en un obstáculo en una vía rápida".

Mantener la calma. Es fácil decirlo y muy difícil llevarlo a cabo, pero hay que intentarlo. Hay que encender las luces de emergencia de inmediato y también las convencionales del coche si es que están operativas. Y nunca salir del coche precipitadamente.

Apartados de la calzada. Lo ideal es reducir gradualmente la velocidad y situar el coche, ya con las luces de emergencia puestas, lejos del tráfico, si es posible fuera incluso del arcén si es que el terreno nos lo permite. Salir siempre por el lado contrario al tráfico, es decir, en la mayoría de los casos por las puertas de la derecha del vehículo. El chaleco reflectante debe estar en la guantera, no en el portamaletas porque salir sin él ya de por sí genera riesgo. Y si se tiene más de un chaleco, aunque no sea obligatorio más que el del conductor, mejor.

Lejos del vehículo. Hay que situarse lejos del coche, tras instalar el triángulo de emergencia. Sin prisas pero sin pausa. Lejos no son cinco metros, sino treinta, por poner un ejemplo. Y si conseguimos situarnos en lugar elevado, mucho más seguro. Es ahí desde donde podemos llamar al teléfono de emergencia. Hoy en día casi todo el mundo cuenta con un seguro que lleva aparejado un número de cobertura frente a accidentes convencionales, es decir, sin heridos. Y si no, directamente al 112.

Todos fuera. La idea de que los pasajeros están más seguros en el coche tras un accidente es falsa. Sobre todo los niños y, por supuesto, si el vehículo queda retenido ocupando parte de la calzada. Lo mejor es que el coche quede vacío para evitar que un posible segundo impacto por alcance genere más daños. Todos fuera y, si llueve o hace frío, toca aguantarse si con ello reducimos los riesgos. Los niños, controlados siempre.

No existe Superman. El instalar el triángulo de peligro (por cierto, a una distancia significativa: colocarlo a diez metros del coche sirve para poco) y el vestirse con el preceptivo chaleco reflectante no nos garantiza estar a salvo de riesgos, señala Mario Arnaldo. "La idea de que con el chaleco puesto nos convertimos en Superman hay que evitarla porque no es así". Frente a un choque de chapa y pintura o simplemente una avería la mejor forma de ayudar por parte de terceros conductores es no pararse y avisar telefónicamente de la contingencia. La recomendación cobra especial fuerza en situaciones de niebla, lluvia intensa o noche.

Llamar a la grúa. Ante una avería o un simple pinchazo, en una autopista lo mejor es llamar a los servicios técnicos y no ponerse a cambiar la rueda por nuestra cuenta. No se trata de saber o no saber, sino de minimizar riesgos.

Evitar la burocracia. Ante un accidente sin heridos hay que reducir el papeleo sobre el terreno. "En autopistas yo no recomiendo pararse a intercambiar datos entre conductores. Con tomar mutuamente la matrícula es suficiente". El factor de peligro está contemplado entre las compañías aseguradoras.