La última campaña de la Dirección General de Tráfico se centra en prevenir contra los pequeños detalles de distracción al volante que pueden conducir al desastre. Muchos accidentes tienen una causa nimia, a veces incluso absurda. El pasado 8 de agosto un madrileño de 65 años perdió la vida en la Autopista del Cantábrico, a la altura de La Franca, cuando se bajó de su vehículo a recoger un teléfono móvil que por causas desconocidas se le había caído en pleno trayecto. Fue arrollado por otro vehículo.

La técnica ayuda, pero es una trampa, advierten los expertos. Un conductor puede ir hoy en día pendiente del dial de la radio o del CD, del teléfono a través del manos libres (en el menos peligroso de los casos), del GPS... y de conducir atendiendo a consolas que son cada vez más completas y más complejas. Cuidado especial si llevamos niños porque más del 75 por ciento de los padres/madres conductores reconocen que miran frecuentemente el retrovisor interior ante esa presencia infantil. Demasiados frentes abiertos.

Asturias no se libra de un par de muertes al año en las circunstancias en que ayer segaron la vida del joven de Piloña: conductores arrollados tras un accidente. En el caso del fatal desenlace de ayer había una circunstancia que multiplica el riesgo: era de noche.