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Las nuevas vacaciones de los niños

La propuesta de calendario escolar con parón en noviembre, febrero y mayo aporta mayor aprovechamiento académico pero crea problemas de conciliación familiar

El calendario escolar para el próximo curso que el día 5 de octubre será debatido por la Junta de Personal Docente y que después será presentado a la Consejería de Educación y a la comunidad educativa asturiana, rompe con un sistema centenario, el de la división del curso en trimestres. Y crea a la vez un problema adicional a las familias, la compatibilidad de horarios en las tres semanas de parón lectivo (noviembre, febrero y mayo), en épocas en las que los padres están trabajando.

¿Qué hacer con los niños cuando a primeros de noviembre, según el proyecto de calendario que manejan los sindicatos, los escolares de Infantil, Primaria y Secundaria se vayan una semana para casa? La situación se repetirá en febrero y en mayo, en fechas aún por especificar. Es una pregunta que se pueden formular miles de familias asturianas dentro de unos meses.

Cambiar el calendario no es un capricho pero obligará a un periodo de adecuación, comenzando por los propios escolares. La propuesta acerca la dinámica temporal del curso a la de la mayoría de los países de la Unión Europea y aledaños. En realidad Europa funcionó con dos calendarios paralelos. Uno de ellos, con diferencias de matiz, es el de los cuatro países del Sur (Portugal, España, Italia y Grecia). El otro, el de los demás.

No es casualidad. Influye el clima y otros factores sociales. Alemania tiene tan sólo seis semanas de vacación estival y los niños vuelven a clase a mediados de agosto. Sería algo impensable en un país como España donde en esa época de verano los termómetros pueden rondar en algunas latitudes los cuarenta grados. El nuevo calendario que preparan los sindicatos docentes en el Principado se adecúa más a la España del norte que a la del sur.

Lo que Asturias busca ahora es acercarse al modelo europeo sin romper del todo con el modelo local y manteniendo las fronteras temporales que marca la ley: un mínimo de 175 jornadas lectivas por curso. Lo dice la LOMCE, que no hace otra cosa que confirmar lo que ya marcaba la LOE. Por cierto, el próximo curso tiene "puentón", que si se "cruza" va a poner un punto más de dificultad para alcanzar esos 175 días de cole: 6 de diciembre, martes (la Inmaculada); 8 de diciembre, jueves (Día de la Constitución). Preparen las maletas.

Las semanas de parón en otoño, invierno y primavera las tienen instituidas desde hace mucho tiempo países como Alemania, Francia, Bélgica o el Reino Unido, por citar los más cercanos. Son algo así como mini vacaciones en medio de periodos lectivos amplios.

En España los escolares aguantan un primer trimestre de un tirón, desde primeros de septiembre a últimos de diciembre, salpicado con varios días sueltos festivos y, si cuadra, con algún puente. Cuando la Semana Santa cae ya entrada la primavera, el segundo trimestre se vuelve también excesivamente largo, desde primeros de enero a mediados de abril, por ejemplo. Y, por el contrario, el tercer trimestre se queda en bimestre. Hay descompensación.

La filosofía del proyecto de calendario que Asturias podría aprobar para el curso 2016-17 marca siete semanas lectivas y una de vacación. Es un intervalo flexible y supeditado cada año a las singularidades del calendario, sobre todo referido a esa Semana Santa saltarina. La propuesta reduce sus tradicionales once días de vacación a solo cuatro, de Jueves Santo a domingo. Es quizá el elemento más controvertido de ese borrador de calendario.

Un borrador al que le espera largo recorrido hasta su posible aprobación dentro de unos meses. Para empezar debe contar con el visto bueno de la Junta de Personal. No parece difícil. Pasará por el Consejo Escolar del Principado, que no es órgano vinculante sino consultivo. Y, sobre todo, por las principales asociaciones de padres y madres. Habrá que contar asimismo con los distintos estamentos de la enseñanza concertada y de la privada sin concierto, porque el calendario es de obligado cumplimiento. Algo tendrán que decir. Y al final del trayecto administrativo está la Consejería de Educación que es la que tiene la última palabra.

Si la semana de "regalo" llega después de siete semanas de estudio, una rápida ojeada a un posible calendario escolar asturiano 2016-17 nos indica que las evaluaciones serán cada dos periodos de siete semanas. O sea, más o menos como hasta ahora.

Hay colegios que ya programan desde hace años su semana blanca. Los escolares que quieren y que sus familias pueden se van a esquiar o algo parecido. Los que no, también disfrutan de ese periodo no lectivo. El futuro calendario obligará a los centros educativos a programar actividades e impondrá a los ayuntamientos la necesidad de organizar iniciativas alternativas pensadas para los escolares.

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