Las primarias no acaban de imponerse como procedimiento en los partidos para elegir a sus candidatos electorales. La designación de las listas para las próximas elecciones generales demuestran que los partidos tradicionales y alguno de los de nueva creación son refractarios a un procedimiento que resta poder a sus cúpulas. La aprobación de las listas de la Federación Socialista Asturiana (FSA) para el Congreso y el Senado es el último botón de muestra, pero ni mucho menos el único.

El PP también decidirá sus candidatos sin hacer una votación entre sus bases. Podemos ya promovió en julio pasado unas primarias envueltas en polémica por la decisión de Pablo Iglesias de presentar una "lista plancha" que en la práctica relegaba a cualquier otra alternativa. Sólo Ciudadanos ha elegido ya a sus candidatos mediante un proceso de primarias puras.

Las listas del PSOE asturiano fueron aprobadas el pasado sábado por su comité autonómico, que dio un respaldo del 90 por ciento a los candidatos, pero entre críticas al método ya que algunas agrupaciones, como la de Oviedo, reclaman mayor peso en una decisión que, según los estatutos federales, corresponde tomar a la ejecutiva regional, que analiza las sugerencias llegadas de los 74 organizaciones locales; si bien, luego, la lista debe pasar los filtros del comité autonómico y, por último, del comité electoral federal.

Aunque el PSOE ha introducido el sistema de primarias para elegir al candidato a La Moncloa, a la presidencia de las comunidades autónomas o para las secretarías generales, todavía no ha extendido el procedimiento a la totalidad de sus listas. "El criterio es el que es y el único aplicable", resumió el pasado sábado el secretario general de la FSA, Javier Fernández, y los críticos admitieron que el proceso de las listas era el legítimo si bien abogaron por un cambio, que sólo podrá llegar en el próximo congreso del PSOE, quizás en la primavera de 2016.

El PP asturiano iniciará el proceso para la designación de sus listas al Congreso y al Senado en las próximas semanas pero, en todo caso, tampoco promoverá unas primarias. Los estatutos reservan esa competencia a los comités electorales: el regional, en consonancia con la dirección, propone y el nacional tiene la capacidad de ratificar o intervenir cambiando alguno de los nombres y puestos, como ya ha hecho en alguna ocasión en Asturias. O sea, la designación está en manos del aparato del partido sin que haya participación alguna de las bases.

Podemos organizó unas primarias de ámbito nacional en julio pasado, que resultaron muy discutidas en sus propias filas ya que Pablo Iglesias decidió presentar una "lista plancha" con 65 candidatos que, en la práctica, laminaba las opciones de otras alternativas, que tenían gran presencia en algunos territorios pero no en el conjunto del país. Con esa estrategia, el líder de Podemos se garantizó el control de todos los cabezas de lista para las elecciones generales.

Ciudadanos si organizó unas primarias puras, que en Asturias fueron ganadas por el diputado regional Ignacio Prendes, por el escaso margen de 4 votos. El resto de partidos con representación parlamentaria en Asturias, IU y Foro, aún no han elegido a sus candidatos.

Los expertos consideran que los partidos mayoritarios evitan las primarias para reservarse un margen de control sobre la organización. "La elaboración de listas electorales es un proceso complejo, que requiere equilibrios de género, edad y territoriales. Si las organizaciones transfieren las candidaturas electorales a un proceso de primarias pierden una válvula de seguridad, de ahí que las direcciones sean muy resistentes a poner ese instrumento en manos de los afiliados", argumenta el politólogo Pablo Simón, profesor de la Universidad Carlos III e integrante de Politikon.

Miguel Ángel Presno Linera, profesor titular de Derecho Constitucional en la Universidad de Oviedo, considera necesaria una reforma electoral, como la que está actualmente en marcha en el parlamento asturiano, para imponer a todos los partidos la transparencia en los procesos de selección de candidaturas. "Ante esta indolencia democrática de los partidos, creo que es oportuna una imposición normativa en la Ley Electoral, que obligue a que el proceso de elección de las personas en las listas se haga, como mínimo garantizando la participación directa de los afiliados". En opinión de Presno Linera, los partidos deberían decidir si opta por un modelo cerrado de primarias, sólo para sus afiliados, o si las abre a la ciudadanía "pero no si tienen o no primarias". El constitucionalista, no obstante, cree que el cambio legal no resultará fácil.