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La nueva economía rural Las cooperativas (9)

Grado planta cara a los gigantes

Cunalpinar es una cooperativa pequeña, con 52 años de historia y clave para la zona central de Asturias, que sigue en pie gracias a un servicio cercano al socio

Grado planta cara a los gigantes

Cunalpinar no es un gigante, pero tampoco quiere serlo. Es una cooperativa modesta, de 2.000 socios, que sigue al pie del cañón después de 52 años de actividad. Lo que le diferencia de los grandes y a su vez le hace fuerte en Asturias, es un servicio cercano al ganadero. "Hacemos un reparto de los piensos diario. Si nos llaman hoy, al día siguiente estamos allí", asegura el gerente, Agustín Menéndez, que de momento descarta una unión del sector como la que plantea Campoastur. "Esa fórmula no nos convence. No queremos perder nuestra identidad ni nuestro nombre", insiste. El hombre no entiende por qué ahora hay ese empeño de crear macrocooperativas -el acuerdo lácteo del Gobierno de España va en esa línea-. Y se explica: "Sería igual que promover la unión de conocidas cadenas de supermercados. ¿Qué pasaría? Pues que no habría competencia en la región y el consumidor no podría elegir. Ahora sí que la hay, y el ganadero puede comparar calidades y precios".

Pese a ello, Menéndez cree que las pequeñas cooperativas no pueden dormirse en los laureles. "Nosotros tenemos que apostar por la calidad. Es la única manera de competir", reconoce. De hecho, la organización instaló el año pasado un depósito de aceite vegetal de soja para incluir a los elaborados de pienso. "Eso encarece bastante la tonelada, sin embargo, nosotros no hemos subido el precio a los socios, porque sabemos el mal momento que está atravesando el campo", afirma. Y ese mal momento afecta, sobre todo, al sector lácteo, inmerso en una profunda crisis tras el fin de las cuotas y la liberalización del mercado.

Para Menéndez, la ayuda de 300 euros por vaca que concederá el Ministerio de Agricultura a las explotaciones que vendan el litro de leche por debajo de los costes de producción es un salvavidas que en cualquier instante puede pinchar. "Eso está bien para este mes, pero no soluciona el problema de fondo", opina. El gerente de la cooperativa de Grado es aún más pesimista; a su juicio, la ganadería de leche tiene poco futuro en Asturias.

"Tenemos el gran problema del minifundio, entonces, las granjas no pueden crecer. Yo creo que acabarán resistiendo cuatro, las más fuertes y familiares", apunta. ¿Cuál es la solución para el resto? Diversificar. Y ahí es donde entra en juego la agricultura. Pero, la agricultura profesional, la de verdad, la de los kiwis y los frutos rojos, la de grandes invernaderos con lechugas y tomates. Sin embargo, ese tipo de campo está aún por nacer, o mejor dicho, por renacer. "La mayoría de agricultores que tenemos son pequeños, vecinos que cultivan productos para consumo propio o en todo caso para vender en el mercado de Grado. Aun así, es poca cosa", dice Menéndez. De verse con otros ojos, con los del negocio, muchos jóvenes ya se hubiesen subido al tren de la huerta.

En este sentido, la cara visible de la cooperativa Cunalpinar considera que hace falta un relevo generacional "de verdad". "Los jóvenes que han llegado ahora al campo no sirve de nada. Son jóvenes, atraídos por la crisis, que en cuanto tengan otro trabajo, salen corriendo de la ganadería", dice. "Necesitamos adolescentes que hayan crecido entre vacas, que sepan cómo funciona esto. Porque sólo con el papeleo ya se vuelven locos", comenta. A su parecer, la ganadería que sí tiene futuro en la región es la de carne. Y no sólo por los precios, sino también porque es un trabajo "menos sujeto" que el de leche. Y sueña con abrir una central de carne en el Principado, aunque duda de su viabilidad. "Hoy en día, hay muchas empresas que se encargan de su comercialización. Así que no sé si funcionaría. Pero es una idea que tengo en mente", añade, convencido de estas claves.

Cunalpinar es un referente en la zona central de Asturias. Distribuye pienso por los concejos de Grado, Candamo, Salas, Las Regueras, Proaza, Quirós, Teverga y Yernes y Tameza. Municipios en su mayoría rurales y alejados de Oviedo, pese a las mejoras de las comunicaciones por carretera. Ello demuestra el papel tan importante que juegan las cooperativas en la región, con un servicio de proximidad al socio. "Al menos una vez a la semana, el camión pasa por cada concejo. Así que si algún cliente nos hace un pedido y no puede venir a buscarlo, se lo llevamos nosotros", explica Menéndez.

Después de más de cincuenta años de actividad, la cooperativa de Oviedo aspira a seguir creciendo y evolucionando. Por lo pronto, uno de sus próximos proyectos es ampliar en más de 200 metros cuadrados la tienda agraria, que ya se queda pequeña. "Cada vez nos demandan más productos que no tenemos y queremos mejorar ese servicio", manifiesta Menéndez. Esos nuevos proyectos son los que hacen que Cunalpinar pueda plantarle cara a los gigantes.

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